1. Complaciendo a la señora casada


    Fecha: 24/11/2022, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: femerba, Fuente: CuentoRelatos

    ... no vinimos aquí para pasar toda la noche conversando. ¿No te parece?
    
    Me levanté de la mesa para dirigirme a la barra del bar, dejándolos solos. Me entretuve allí un rato, charlando con los dependientes, informándome sobre sitios donde pudiéramos ir a pasar un rato a solas después de bailar. Me dijeron que el hotel de enfrente era perfecto para eso, así que ya preveía que las cosas podrían darse como yo esperaba. Mientras regresaba a la mesa y los veía conversar, ya estaba imaginándome a aquel muchacho desvistiendo a mi mujer para hacerla suya.
    
    Cuando llegué hasta ellos, conversaban, estando él casi que hablándole al oído porque el volumen de la música no les permitía hablar normalmente. Les tocaba hablar muy fuerte para poder entenderse, así que aquello promovió que estuvieran más cerca el uno del otro. Mientras seguían hablando, yo me tomé unos tragos y estaba atento a lo que pasaba. Le serví a él y a mi esposa, pero ellos seguían aparentemente en lo suyo mientras transcurría el tiempo. Pasados unos minutos, le pregunté a ella, bueno ¿nos vamos? Y ella me dijo, sí. A ¿dónde quieres que vayamos? A la casa, contestó. ¿Y no que veníamos en plan de hacer algo con este? Creo que ya está muy tarde; mañana tienes que trabajar. De pronto cuadramos para el fin de semana, me contestó. Bueno, voy a pagar entonces, le dije.
    
    Todo lo que había imaginado se derrumbaba en un instante y me sentía un tanto decepcionado. Yo ya me veía presenciando una escena de sexo en vivo, donde la ...
    ... protagonista era mi esposa y había llegado a excitarme tanto con la idea, que aquello me cayó como un baldado de agua fría. Me dirigí a ella y le dije, pero por lo menos pégale una bailadita al muchacho para que no piense que perdió la noche. Y, cuando ya me estaba retirando le dije a él, bueno, haga algo para animarla, porque si no, nada de nada. Tranquilo, me dijo, vaya que yo la convenzo.
    
    Me fui hacia la barra y cuando los volví a ver comprobé que ya estaban bailando. Me quedé mirándolos mientras lo hacían. Al principio vi que bailaban normal, nada raro, pero con el paso de las melodías aquel empezó a apretar a mi mujer contra su cuerpo. Imaginé que estaba procurando que ella se diera cuenta de su dotación y también vi como la besaba en el cuello y lamía con su lengua sus oídos. Pensé que ya la debería tener algo excitada, aunque ella parecía estar dedicada al baile o haciéndose la difícil. En un momento dado también observé como él tomaba la mano derecha de ella, dirigiéndola hacia su miembro para que se lo acariciara. Y eso hizo, frotando su mano sobre este, por encima del pantalón.
    
    El muchacho me confesaría después que, al ritmo del baile, en ese momento, él bajo la mano de ella hacia su miembro diciéndole, ¡mira cómo me tienes! ¿Te gusta? Y ella le respondió, sí. ¿Cómo la ves? Le preguntó. Y ella le dijo, está bien. Me contó que en ese instante sintió que algo iba a pasar aquella noche, porque hasta ese momento la había notado un poco distante y apática.
    
    Volví ...
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