1. Marina, la sumisa de su secretario.


    Fecha: 24/11/2022, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... en medio de su despacho. El se acercó, la besó lentamente y luego con más fuerza, mordiendo sus labios y metiendo su lengua en la boca de Marina, que jadeaba pasando sus manos por la espalda de su amante, llegando hasta su miembro, que empezaba a endurecerse. Se separó de ella y dijo con voz queda:
    
    -Hoy te he mirado varias veces, todos te desean en la oficina, pero solo eres mía y eso me pone muchisimo. Me pone que vayas por ahi sin bragas, zorrita, me pones tú.
    
    Empezó a recorrer su cuello con la boca, dando a veces pequeños mordiscos, hasta llegar a la altura del pecho, donde quitó el sujetador y masajeó sus tetas, apretando los pezones y retorciendolos, tirando de ellos hasta que se pusieran duros. Marina susurraba, jadeaba y se dejaba llevar en ese sexo tan poco convencional que le gustaba cada día mas.
    
    -Arrodillate, Marinita, dale placer a tu amo, sabes como hacerlo, princesa.
    
    Marina lo sabía hacer perfectamente, y disfrutaba oyendo gemir a su hombre. Bajó la cremallera de su pantalón, y vió que su miembro ya estaba del todo erecto, lo tocó timidamente primero, hasta que se lo metió en la boca y empezó a chupar. El le cogió la cabeza y empujo más hasta el fondo de su garganta, mientras ella continuaba chupando y succionando su miembro cada vez mas mojado por su saliva. Marina seguía mientras oía jadear a su amo y empujar su miembro, cada vez mas rapido, ella tragaba y tragaba, chupaba todo el pene en su boca. De pronto él paró. Supo que ahora le tocaba ...
    ... tener placer a ella, por lo que se quedo de rodillas, esperando aun mojada órdenes, frases, mensajes o gestos de su amante.
    
    -Ponte de pie, la has chupado muy bien perrita, pero no es suficiente, hoy tu comportamiento ha sido excesivo. Tumbate encima de la mesa.
    
    Ella se levantó, se quitó los tacones y se tumbó en la madera de su mesa de despacho, apartando papeles y su ordenador.
    
    -Bien, muy bien, tienes un cuerpo precioso, putita mía. Abre las piernas, veo que tienes tus bolitas aquí metidas... Sabía que las llevabas, eres una pervertida Marina, vas a saber lo que es bueno en unos instantes.
    
    Sacó de un armario cerrado una fusta negra, de cuero, con la que empezó a azotar sus pezones, ordenando que no se moviera. A Marina le dolía ya que empleaba más fuerza que otras veces, pero a la vez le gustaba, sobre todo estar tan expuesta a el, mojandose por esas bolas en su vagina. Bajó hacia el vientre por el que el solo pasó la fusta, y dió unos cuantos azotes a sus muslos, mientras besaba y mordia los pechos de su sumisa enrojecidos por los fustazos. Su pene seguía duro, y el tenia ganas de ella, de sentir su interior, pero primero queria jugar más.
    
    Llegó con la fusta a su clítoris, donde dio pequeños azotes muy seguidos, haciendola temblar y gemir más.
    
    -Calla, aún no puedes gritar.
    
    Acto seguido le tapó la boca con un trozo de cinta adesiva que encontró en otro armario del despacho. Seguía dando fustazos a su clitoris mientras pellizcaba sus pezones y a veces sus ...