1. Mi suegra, esa mujer desconocida


    Fecha: 19/11/2022, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Johnpaulstarr, Fuente: CuentoRelatos

    ... bajar sus caricias hasta mi pene, que se puso como un garrote.
    
    - Nora, no podemos... – atiné a decir casi jadeando, aunque la calentura era tan grande que ya no podía razonar.
    
    - Esto queda entre nosotros, nadie sabrá nunca sobre esta aventura. No me rechaces por favor.
    
    Dicho esto subió su remera casi hasta el principio de sus muslos, separó sus piernas y se sentó sobre mí en la silla rodeándome con sus brazos y mirándome fijamente con los ojos cargados de lujuria. En ese momento me olvidé de Silvana y del mundo y la atraje hacia mí buscando su boca con desesperación, nuestras lenguas se entrelazaron y la avidez de los besos largos y profundos casi nos quitan el aire pero no podíamos despegarnos, era tal el deseo que sentía que mi cuerpo hervía y bajé mis manos hasta su cola para masajearla sin pudor.
    
    Entonces ella se sacó la prenda y quedó desnuda, enseñándome esas tetas enormes y de pezones duros como aceitunas que pedían a gritos ser chupados. Mientras besaba y lamía su cuello y ella gemía desprendió mi pantalón y metió su mano para frotar mi pija, que ya no cabía en el slip.
    
    - Dios mío, que enormidad! - exclamó asombrada
    
    - Quiero comerte toda Nora, estoy a full.
    
    - Vamos al dormitorio, ahí vamos a estar cómodos.
    
    Nada más entrar me deshice de toda mi ropa quedando con mi mástil duro como piedra y contemplando ese cuerpo que pese a la edad se mantenía firme y voluptuoso; las piernas bien torneadas, los pechos apenas caídos y un culo redondo y parado; ...
    ... ella se sacó la tanga y mostró su concha completamente depilada de labios grandes y carnosos, su brillo me decía que ya estaba mojada y lista para la acción. Nos acostamos y nuevamente las lenguas se encontraron, necesitaba explorar su cuerpo y comencé a bajar hasta sus pezones para tenerlos en mi boca dándoles pequeños mordiscos que la hacían gritar de placer; me detuve en ellos un buen rato pero mi objetivo era seguir el camino hasta llegar a su humedad, y así lo hice.
    
    Nora separó instintivamente sus piernas y me ofreció su intimidad abriendo con sus dedos la flor que cubría el punto más sensible de su cuerpo, y sin preámbulos enterré mi lengua en su clítoris comenzando a libar el licor que generaba su ya enorme calentura. Con cada roce de la punta de mi lengua ella se retorcía y jadeaba como una perra en celo y yo entraba en una especie de trance que me llevaba a querer cogerla intensamente, porque mi leche no iba a soportar mucho más tiempo dentro de mí. Apuré la lamida, entonces ella con sus manos presionó mi cabeza y con un grito que brotó de lo más profundo de su ser acabó y descargó una cantidad descomunal de líquido que inundó mi boca y bebí con deleite. Los espasmos de su sexo continuaban luego de su orgasmo, era una verdadera máquina de sexo.
    
    Yo volaba de calentura, aún no había descargado y lo necesitaba con urgencia porque mi verga explotaba en cualquier momento, así que me ubiqué encima de ella dispuesto a metérsela a fondo y aliviarme, pero cuando iba a ...
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