1. Cristina, mi profesora de piano


    Fecha: 17/11/2022, Categorías: Lesbianas Autor: womanpenelope, Fuente: CuentoRelatos

    ... sería mejor quitarme los zapatos.
    
    Estaba por quitarme la segunda sandalia cuando Cristina entró nuevamente; su expresión era indescifrable, feliz no estaba, era obvio, pero algo en ella estaba diferente. De un tirón se quitó el vestido y se puso algo que llevaba en las manos; hasta ahora me percataba de ello. Lo había visto en algunas películas lésbicas… strap-on. Sentí que la garganta se me secaba, tanto por el tamaño de esa cosa como por lo sexy que se veía Cristina con él puesto.
    
    -Boca arriba en el suelo. -Dijo con voz autoritaria.
    
    Terminé de quitarme el zapato, lentamente me bajé las bragas y me puse en el suelo como ella me lo indicó.
    
    Su mirada seguía llena de lujuria pero había algo más que no podía descifrar; se quedó un momento contemplándome. En un ataque de no-sé-qué-demonios llevé mi mano a mi coño y exploré mis pliegues unos segundos para después jugar con mi clítoris. Cristina me veía atentamente, llevó sus dedos a su boca, los llenó de saliva y los bajó al miembro artificial que colgaba en su entrepierna.
    
    El simular la masturbación masculina casi hace que me corra.
    
    Nuestros ojos nunca se apartaron, nos veíamos intensamente esperando a ver quién hacía el primer movimiento. No fue raro que fuera ella. Se arrodilló frente a mí a la vez que yo abrí más las piernas para darle mejor acceso. Volvió a llenar de saliva el miembro antes de acomodarse en mi entrada.
    
    -Te gusta provocarme, ¿cierto? -Colocó la punta del pene dentro de mí y llevó el dedo ...
    ... pulgar de su mano izquierda a mi clítoris para jugar con él.
    
    –Contéstame.
    
    -Sí. -Cerré los ojos un momento.– Me gusta saber que provoco cosas en ti. -Se enterró un poco más en mí y solté un leve gemido.
    
    -No tienes idea de lo mucho que provocas… no la tienes.
    
    Mis manos se fueron a sus piernas para acariciarlas. Su mano libre vagaba por mi abdomen y amagaba con tomar mis senos. Levanté la cadera y el miembro se hundió un poco más.
    
    -Sólo para ti.
    
    La mire a los ojos mientras tomaba entre mis manos su mano. Ese fue su detonador, de pronto tenía sus fuertes brazos a lado de los míos y la extensión de ella muy dentro de mí.
    
    -¡Cris! -Me aferré a su espalda.
    
    Era, mucho, el intruso más grande que había tenido ahí abajo; dolor. Estaba en una delgada línea entre el dolor y el placer, tenía los ojos cerrados, mis dedos enterrados en la piel de Cristina. Entendió eso y se quedó un momento inmóvil con sus labios vagando por mi cuello. Cuando me agarré en su espalda se suavizó, comenzó a moverse lentamente.
    
    Mis manos tocaban su espalda, sus brazos, se enredaban en su cabello, se aferraban a su cuello, no sabía ni qué hacer conmigo. El cúmulo de sensaciones era algo que nunca había sentido y es que al estar con Cristina cada vez se sentía como la primera. Siempre había algo nuevo, algo diferente, algo que excitara más que la primera vez y eso me volvía loca.
    
    Su ritmo lento poco a poco se fue intensificando, las embestidas eran cada vez más fuertes y más profundas. ...
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