1. Turno de noche


    Fecha: 16/11/2022, Categorías: Infidelidad Autor: Gargola, Fuente: CuentoRelatos

    Soy enfermera y trabajo en un hospital. Hace un año que estoy en el turno de noche, debido a que se respira más tranquilidad y el horario me permite tiempo para mí, además de que mi cuenta bancaria también lo agradece. Tengo cuarenta y dos años y estoy casada con dos hijos: uno de dieciocho y otro de dieciséis.
    
    Hace unos meses ingresaron en el turno de mañana a un joven de treinta años por accidente de moto. No fue aparatoso, pero sufrió un fuerte traumatismo que derivó en un coma, por lo que se le remitió a cuidados intensivos. Cuando inicié mi turno me pasaron el parte y leí su historial. No había mucho que hacer, sólo controlar que sus constantes fuesen estables y cambiar los goteros.
    
    Junto a la información oficial, también me enteré de la extraoficial, pues al parecer, era vox populi que el muchacho calzaba una herramienta fuera de lo común y eso causó cierto revuelo entre las auxiliares. Nunca he hecho demasiado caso de los cotilleos, si bien es cierto que siempre se ha dicho que cuando el rio suena, agua lleva, de modo que como todas mis compañeras ya lo habían verificado, yo no iba a quedarme sin satisfacer mi curiosidad. A la una de la madrugada, cuando todo estaba en absoluta calma me animé a comprobar la autenticidad de las habladurías e hice a un lado la sábana y a continuación la bata confirmando que la realidad supera en ocasiones a los chismes. Una especie de serpiente caía hacia un lado y me quedé boquiabierta pensando que Dios había sido muy generoso ...
    ... con aquel joven y sin embargo muy cicatero con otros.
    
    A pesar de saber que mi compañera estaba en planta, miré hacia todos lados comprobando que no había nadie por los alrededores y alentada por el morbo me animé a brindarle una leve caricia a través de aquella salchicha en estado de reposo. Después la cogí con la mano sopesándola y aún sobraba miembro para otra mano. Presioné sabiendo que no habría ninguna reacción por su parte y sus constantes continuaron sin ninguna alteración. Volví a dejarlo todo como estaba y seguí mi ronda.
    
    Mi compañera me preguntó si ya había visto la nueva atracción de feria que había en intensivos y yo no hice demasiado caso al comentario, aparentando indiferencia y fingiendo que estaba centrada en el trabajo, aun cuando tener aquel miembro en la mano y palparlo alteró mis bajos hasta el punto de tener que ir al lavabo a satisfacer la necesidad imperiosa de aplacar mis repentinos calores como si fuese una adolescente con las hormonas revueltas. Después de liberar endorfinas seguí con mis tareas y visité al convaleciente dos veces más antes de terminar mi turno para comprobar que todo estaba en orden.
    
    Al llegar a casa reclamé las atenciones de mi esposo y se extrañó de mi comportamiento, sea como fuere no puso demasiadas objeciones, ni hizo demasiadas preguntas del motivo de mi euforia. Simplemente se puso a ello y también se benefició de un extraordinario polvo.
    
    Al día siguiente comprobé que el muchacho ya había salido del coma y lo habían ...
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