1. El regalo (Final)


    Fecha: 21/10/2022, Categorías: Lesbianas Autor: Ana901, Fuente: CuentoRelatos

    ... mientras meaba y meaba. Cuando por fin me encontraba aliviada miré hacia atrás y vi a Leo que deseaba ocupar mi lugar. Se lo cedí y se acomodó sobre Lara del mismo modo que yo, Lara agarró sus nalgas y la acerco hacia ella y volvió a suspirar al notar el pis de su hija, calentito caer sobre su monte de venus y mojar su coño y mezclarse con sus jugos. Yo me separé un poco hacia atrás y me morí de gusto al verlas sentadas sobre la taza del váter, abrazadas, los muslos de Lara eran un trono del que Leo no parecía querer bajarse.
    
    La ventana en el techo del baño dejaba entrar la luz de la luna, la melena de Leo caía sobre su espalda y las manos de Lara continuaban abiertas sobre sus nalgas, como queriendo que no se escapase. Volvían a besarse y parecían muy cómodas en aquella postura. Yo abandoné mi posición de observadora y me acerqué a besar la espalda de Leo. Vi que tuvo un escalofrío de placer y no me resistí a sobar su precioso culo. Lara apartó ligeramente las palmas de sus manos y yo recorrí su raja con mi dedo hasta llegar a su ojete, estaba empapado de orina, pero sobre todo del jugo que llegaba de su coñito. Le di un pequeño masaje y metí mi pulgar en él, creí haberme equivocado de orificio por lo fácil que entraba. Escuchaba el sonido de ellas dos besándose y yo volvía a estar muy caliente, me acomodé de rodillas en el suelo, podía besar y morder los muslos de ambas y Leo movía sus caderas como follando con una polla imaginaria. Sin sacar mi índice de su culo metí ...
    ... dos dedos más en su coño y comencé a follarla con fuerza. Lara abrió las nalgas de Leo para facilitarme la tarea y al oír que dejaban de besarse comprendí que lo estaba haciendo bien y Leonor necesitaba su boca para respirar todo lo que podía. Cuando miré hacia arriba Leo tenía sus dos melones bien agarrados para que Lara le comiese sus pezones. La cara de mi novia iluminaba en rojo la noche, pero no dejaba de chupar y chupar a pesar del tremendo rubor. Leo jadeaba y gemía y parecía que casi llorase de placer, yo apenas necesitaba mover mi mano para follarla porque saltaba arriba y abajo sentada sobre su madre como si tuviese muelles. Lara seguía agarrándola fuerte por el culo, pero ahora para que no se le escapase hasta el techo. Noté en mis dedos como su coño dejaba de lubricar y empezaba a gotear ese flujo más líquido que las mujeres producimos cuando algo nos penetra bien hasta el fondo, me empapó hasta la muñeca y gritó de placer al correrse mientras abrazaba a Lara de nuevo y besaba su pelo. Sus rodillas temblaban y mi mano, todavía dentro de ella notaba como sus líquidos cambiaban de nuevo y volvían a ser viscosos. Saqué la mano y la lamí con placer.
    
    Ayudé a Leo a ponerse de pie y las cogí a las dos de la mano para llevármelas de vuelta a la cama. Lara necesitaba lavarse de cintura para abajo en la gran bañera, y al ayudarle, me di cuenta de que no solo era nuestra orina el motivo, al no tener prácticamente vello su almeja había derramado, como un tarro, toda su miel ...
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