1. Un hombre con suerte


    Fecha: 08/10/2022, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    El coche iba lanzado a gran velocidad, tanta, como lo empujaba su motor de 8 cilindros en V.- A su conductor lo hacía sentir como el rey de la autovía. Todos los vehículos que adelantaba, en unos segundos los perdía de vista en el retrovisor. Aquella maquina de correr, de haber llevado alas hubiese volado sin ningún esfuerzo. Su conductor, con la alegría que produce el estrenar un descapotable y con varias copas de whisky, que encima llevaba el pie del acelerador pisándolo hasta el fondo. Tanto, que ni podía oír el CD que sonaba a todo volumen; el aire que cortaba a aquella velocidad lo impedían. Más que un coche aquello era como un bólido de carreras. El unico y gran problema con que su conductor se enfrentaba era el encontrarse con algún otro vehículo mucho más lento haciendo un adelantamiento y más si era un camión de carga u otro similar. Entonces si que tenía que calcular las distancias; en cuestiones de segundos se encontraba encima de ellos como si estos hubiesen caído del cielo. Por dos veces estuvo cerca de embestirlos. Para Eleuterio, era una nueva y única experiencia; no comparable con nada.
    
    Hasta solo hacía 48 horas, que de ser un hombre totalmente anónimo, había pasado en convertirse en un afortunado multimillonario con cientos de millones gracias al haber acertado en la loto euromillores. Cuando supo que el boleto estaba premiado y era el único acertante, se dirigió a la sucursal bancaria en donde tenía su cuenta, en la que nunca logro tener saldo alguno. ...
    ... Con lo que ganaba era imposible. Como máximo, en cuando llegaba a la paga doble si que tenía la oportunidad de ir a un puticlub, y tirarse toda la noche con la puta más barata; de lo contrario no lo hubiese podido hacer. – Cuando llegó a la puerta de la sucursal bancaria, ya eran las 7 de la tarde, hora en que allí de haber alguien seria la mujer de la limpieza. Para Eleuterio, aquello no era problema, con los 150 millones que cobraría, aquellas puertas tenían que estar abiertas. Cuando empezó a aporrearla al otro lado de esta, poco tardó en aparecer el director, indicándole con gestos que volviese al día siguiente laborable. Que aquello no eran horas de oficina. Pero este no estaba, para formalidades, ni horarios, ni de tonterías; Eleuterio, en aquellos momentos era un ciudadano importante. Muy importante, y sabía que para el ya no habían puertas cerradas, e incluso ni horarios. El tenia la llave que las habría todas, por bien cerradas que estuviesen. Pero el director no lo entendía así; este lo conocía como lo que era, un barrendero del ayuntamiento, un pobre diablo.
    
    El director con malos gestos lo mandó a paseo. De detrás de los cristales de la puerta Eleuterio no podía saber lo que este le decía, pero a buen seguro que de todo menos guapo – Eleuterio insistía, golpeando cada vez más fuerte, tanto que parecía como si quisiese romper aquellos cristales que lo mantenían en la calle todo y siendo multimillonario.
    
    El escándalo estaba servido. La gente que transitaba por la ...
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