1. La historia de Clara


    Fecha: 23/09/2022, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... camisa de la chica y comenzó a desabrocharla, botón a botón, dejando su sujetador a la vista.
    
    Agarró unas tijeras y cortó su sujetador dejando sus pechos al aire.
    
    Llevó su boca a uno de ellos y comenzó a chuparlos al tiempo que la penetraba con fuerza.
    
    Clara estaba totalmente entregada a los deseos del hombre que la estaba poseyendo.
    
    Y luego comenzó con los chupetones.
    
    Tremendamente agradables, pero muy difíciles de disimular, marcas inequívocas de que había tenido sexo.
    
    Cuando llegó a casa se los examinó. Le había marcado el cuerpo a base de bien en cuello, muslos y pechos y no había hecho nada para impedirlo.
    
    Tenía incluso una marca de mordisco en un pecho.
    
    Se hizo una foto y se la mandó.
    
    “Mira como has dejado a tu cerda”
    
    Definirse a si misma como Cerda era algo que en el fondo la gustaba.
    
    Ver su cuerpo marcado por un hombre, también.
    
    Ramón le había ordenado que cuando llegará a casa encendierá el móvil y se masturbará para él.
    
    No tenía ganas de hacerlo, pero si ganas de complacerlo.
    
    Así que lo llamó desde su habitación y se llevó la mano a su coño para masturbarse mientras él observaba.
    
    “Así cerda, así”
    
    Ramón tenía cristalino que Clara era sumisa y que la estaba convirtiendo en su cerda.
    
    Solo había un par de problemas: Los encuentros eran demasiado cortos y no podía hacer lo que verdaderamente quería hacer.
    
    Y mientras meditaba sobre el asunto, Clara buscó información sobre lo que la estaba pasando.
    
    No tardó mucho en ...
    ... descubrir las palabras sumisa y amo, y en reconocer que encajaba como un guante en la primera descripción y Ramón en la segunda.
    
    La idea de que se estuviera convirtiendo en la esclava de Ramón hasta el punto de que pudieran hacer con ella lo que le diera la gana la asustó y al mismo tiempo la excitó.
    
    -¿Hasta dónde piensa llevarme? - preguntó en su tercer encuentro.
    
    Ramón analizó con cuidado las palabras de Clara. Estaba ahí plantada, en mitad del despacho y con la mirada baja. Había aceptación y también resignación en su voz.
    
    -Soy un sádico – aseguró sin rodeos Ramón. - Y tú no eres más que mi esclava y mi juguete. Tu placer y tu dolor ahora son míos. Haré de ti lo que quiera.
    
    Clara apenás podía respirar ante las afirmaciones del hombre que tenía delante.
    
    Se había estado acercando despacio hacía ella hasta estar a su altura, hasta respirar encima de ella.
    
    -Desnúdate – ordenó.
    
    Clara no se movió.
    
    Los amos con los que Ramón había hablado le habían contado que las sumisas hacían de todo y se dejaban hacer de todo siempre y cuando confiaran en su amo, siempre y cuando notarán que estaban siguiendo los deseos de su amo.
    
    En ese punto Ramón no podía vacilar ni dudar.
    
    Debía ser ella la que sintiera la vergüenza, la humillación, el nerviosismo, la que dudará.
    
    También le habían contado que debía dar a la sumisa lo que necesitará en cada momento.
    
    Y en este momento necesitaba una demostración de que era suya.
    
    Volvió a la mesa y cogió las tijeras ...
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