1. El préstamo: Claudia paga en abonos


    Fecha: 09/09/2022, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Mamaceando, Fuente: CuentoRelatos

    Claudia no podía abrir los ojos, apenas podía respirar y el olor era sofocante. Pero esta historia comienza un mes atrás.
    
    Claudia cumplió dieciocho y de regalo, sus padres le regalan el teléfono que tanto quería. Gastaron dinero que no tenían en complacer a su nena adorada. Más de veinte mil pesos. La tragedia vino una semana después. En una salida con sus amigas, olvidó su teléfono en el taxi. Por más que marcó e intentó localizar al conductor le fue imposible. Lloraba y le temblaban los labios.
    
    —Luego te compras otro —Le decían sus amigas, intentando consolarla.
    
    —No entienden… puta madre, ¿qué voy a hacer?
    
    En cuanto llegó a su casa, su papá la recibió a regaños.
    
    —Tengo dos horas llamándote, no contestas los mensajes, ¿dónde andabas?
    
    —Estaba en casa de Lupita, hicimos una tarea.
    
    —¿Pero por qué no contestas el celular? —no podía decirle que lo perdió, la garganta se le quebraba.
    
    —Se me acabó la pila y lo dejé cargando… se me olvidó —trató de subir a su habitación pero, desde la cocina su madre gritó enojada.
    
    —Mira niña que no nos costó dos pesos para que lo andes dejando donde sea.
    
    Mientras estaba tirada en su cama, con ese vacío en el estómago repasaba sus opciones. Ser sincera con sus padres. Fingir un robo. O tal vez…
    
    Buscó su teléfono viejito y abrió los contactos, ahí estaba Manuel, su vecino. Tenía un pequeño negocio de auto lavado. Siempre le decía que pidiera lo que fuera, pero obvio ella se oponía. Manuel estaba cercano a los ...
    ... cincuenta años y además era el papá de su mejor amiga Abril. Respiró onda y apretó el botón de llamada…
    
    —Hola
    
    —Hola hermosa, que milagro. Va a llover mamacita.
    
    —No sea así don Manuel…
    
    —Quítale el “Don” ¿tan viejo estoy?
    
    —No es eso… pero pues… quería pedirle un favor muy grande —la voz volvía a quebrarse, y ahora le temblaba todo el cuerpo que tenía una extraña sensación de frío.
    
    —Ya me platicó mi hija de tu teléfono… pero es un chingo de lana mija…
    
    —Pero se lo pago, si lo saca a meses o así…
    
    —Mira, sin rodeos. Tú sabes que me gustas… —la pausa fue de segundos y a Claudia le pareció una eternidad.
    
    —...
    
    —¿Sigues ahí?
    
    —Si… —Respondió con la boca totalmente seca.
    
    —Yo te quiero dar una buena sacudida mijita, pero igual es mucha lana.
    
    —No… sexo no…
    
    —¿Entonces con que piensas pagarme? ¿Con tus domingos? Mira mija, nos ponemos de acuerdo o búscale por otro lado… me avisas.
    
    Aunque dio por terminada la negociación, Manuel no colgó. Escuchaba la respiración agitada de Claudia.
    
    —Es que… pero sexo no…
    
    —Mija, y si me das unas mamadas de verga. Ya sabes eso, vi los mensajes donde le platicabas a mi hija de tu novio. Te doy trescientos por cada sacada de leche y ahí me vas pagando… ¿le entras o qué?
    
    —Es muy poquito —Manuel tenía ya la verga dura solo de sentir que dominaba la situación y que esa morrita por fin estaría en sus manos.
    
    —quinientos y es mi última oferta, son como veintitrés mil que voy a desembolsar.
    
    —Pero Abril... ¿no se ...
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