1. Las fases de un proceso sabático


    Fecha: 02/09/2022, Categorías: Intercambios Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... Cristina una vez más.
    
    LA CENA.
    
    Nos vestimos y salimos de compras al centro de Madrid, como dos amigas de toda la vida. Pasamos el día tomando aperitivos, visitando la ciudad, probándonos ropa juntas en los probadores entre manoseos y besos.
    
    -¡Hola, Silvia! - dije a mi compañera gordibuena que estaba al otro lado del teléfono.
    
    -¡Holaaaa! - contestó efusivamente y chillona ella.
    
    -¡Somos las bolleras! - bromeé- A las 20:30 te recogemos en tu casa.
    
    -Vale, pero...
    
    Colgué sin dejarle terminar la frase. La rubia y yo tomamos un café cerca de su barrio hablando de la vida, del maldito virus, de los deseos futuros, de Silvia y de sus hermosas tetas... En fin, cotilleando como mujeres que somos.
    
    -No te preocupes, Cristina, me siento atrás- dijo Silvia con labios rojos y, abriendo la puerta de trasera se subió al coche. Iba espectacular con un vestido precioso estilo asiático, última moda.
    
    -¿Donde vamos? - preguntó un poco inquieta.
    
    -A un local liberal- volví a bromear mirando sus labios rojos a través del espejo interior del coche.
    
    -No, tranquila - dijo Cristina - Vamos a buscar a los chicos y a cenar como buenos amigos.
    
    -¿Por qué tengo la impresión de que no puedo fiarme de vosotras? - dijo entre sonrisas nerviosas.
    
    Las tres reímos aquella gracia.
    
    FASES.
    
    -Hola, chico guapo - dije a Javier cuando me descolgó el teléfono.
    
    -Ya veo que tienes el nuevo jueguecito en mente- me contestó con su boquita torcida que me pone aunque no le ...
    ... vea.
    
    -Fase uno- dije a modo de contraseña antes de colgar sin siquiera despedirme.
    
    -¿Fase uno? - preguntó la de los labios rojos.
    
    -Siempre que estoy esperando a mi marido mal aparcada es fase uno- mentí.
    
    Bajaron de la oficina los chicos y, cada uno por una puerta, accedieron al coche dejando a mi compañera gordibuena en el medio de los dos.
    
    -¡Hola, princesita! - saludó Javier a Silvia acompañando el saludo con dos sonoros besos- Este es Pablo, supongo que ya has oído hablar de él - continuó mi marido.
    
    -Encantada, Pablo, soy Silvia, compañera de Isa- se presentó ella.
    
    De camino al restaurante hablamos sobre cosas banales. Imaginé la mente de mi compañera recreando cómo el gigantón que estaba a su izquierda me había follado en Zaragoza y que, presumibleme, ayer también. La imaginé también intentando recrear a mi marido follándose desde atrás a la rubia de pelo corto. Lo notaba en su rubor y en que mantenía un poquito separadas sus rodillas.
    
    Llegamos al restaurante y en la mesa redonda que pedimos estaban dispuestos los 5 cubiertos. Javi, amablemente, retiró una de las sillas e invitó sentarse a la de los labios rojos, con quien no paraba de conversar sobre el malestar de la sociedad con el virus. Por su parte, Pablo, con cierta galantería, separó las sillas que ocuparíamos Cristina y yo. Así quedamos sentados, de izquierda a derecha, en sentido de las agujas de un reloj, Silvia, Javier, Cristina, Pablo y yo.
    
    La velada fue divertida y la cena exquisita, repleto ...
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