1. La peluquería


    Fecha: 26/08/2022, Categorías: Masturbación Autor: Rain1744, Fuente: CuentoRelatos

    ... digna de cualquier droga blanda. Ella solía acabar la agitación poniendo su dedo índice en la parte superior de mi polla, notando mi líquido pre-seminal que utilizaba para lubricar. Pese a todo, necesitó sacar un par de veces su mano para salivar rápidamente y seguir ejerciendo presión sobre mi ardiente pene. Ambos mirábamos para atrás de vez en cuando para comprobar que todavía no bajaban nuestras compañeras de tarde en la peluquería.
    
    Loli fue incrementando progresivamente la velocidad. Las sacudidas eran cada vez más fuertes y más rápidas. Yo ya estaba completamente vencido sobre la silla, dejándome llevar. La música de fondo logró opacar un par de intentos de gemido que no pude evitar. Su batida era cada vez más agitada y yo cada vez notaba que mi resistencia era más débil. En un momento determinado, mi polla dura como una piedra terminó siendo un volcán de semen en erupción. Mi corrida fue abundante, ya que llevaba días sin jugar al solitario. Logré escupir involuntariamente grandes dosis de leche que me provocaron un gemido de alta intensidad, pero que la radio pudo ocultar, o eso creo. Loli estaba satisfecha viendo cómo me retorcía de placer. Progresivamente fue disminuyendo la velocidad de la ...
    ... sacudida hasta terminar la mejor paja que me han hecho en mi vida, aunque ese ranking no sea demasiado amplio.
    
    Su mano estaba completamente llena de mi lefa. El trapo estaba también fusilado de mi corrida y mis pantalones estaban húmedos. Lentamente retiró su mano y, ahora sí mirándome a los ojos cara a cara, se introdujo sus dedos en la boca para lamer mi semen. Cuando terminó con los dedos pasó al resto de la mano. Se preocupó en enseñarme cómo se tragaba mi flujo más personal. Yo seguía erecto ante tal espectáculo. Loli se levantó, retiró el trapo que ocultaba toda la escena y besó sutil y dulcemente la parte posterior de mi polla. Además, lamió con su lengua todo mi capullo para limpiarme. Se acercó a mi oreja y me susurró: "jamás olvidaré el calor de tu leche". Me dio un beso en la mejilla y se fue al baño para limpiarse.
    
    Estupefacto por lo que acababa de ocurrir, entré en pánico y no pude hacer otra cosa que salir de aquel lugar por patas. Años después, cuando me cruzo a esa mujer inolvidable por la calle, sigue torturándome al simular el gesto de batir con una mano mi pene erecto. Yo, muchos años después, sigo rememorando aquel día en la peluquería cuando intento relajarme mientras juego al solitario. 
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