1. El profesor de natación


    Fecha: 25/08/2022, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Llegué al gimnasio sonriendo. Venía haciéndome la película con la sorpresa que se llevaría Natalia al verme. Antes solía pasarme a recogerla al salir del trabajo pero desde que me ascendieran tres meses atrás me había sido imposible.
    
    Nada más llegar busqué un sitio más o menos escondido en las gradas de la piscina mientras buscaba a mi novia entre el mar de bañadores. Me costó encontrarla porque no llevaba el traje de baño con el que estaba acostumbrado a verla. Había su bañador negro por uno azul y amarillo como el gorro de goma del club de natación en el que estábamos. El bañador nuevo le quedaba muy bien, al juzgar por como marcaba sus glúteos que emergían como un par de boyas mientras ella se desplazaba a toda velocidad sobre el agua.
    
    Realmente había mejorado mucho su estilo. Natalia había empezado a ir a la piscina como terapia anti-stress y aunque ya antes era una buena nadadora ahora casi parecía que se estuviese preparando para competir. Recordé que unas semanas atrás me había comentado durante una cena que había pagado un suplemento en la cuota mensual para poder disponer de un profesor particular durante una hora a la semana para "depurar" su estilo.
    
    Estuve observando como se deslizaba sobre la superficie del agua sin apenas chapoteo durante unos minutos. Daba la sensación de que no le costaba apenas esfuerzo. Cuando se aproximaba al final del carril se sumergía, giraba, pateaba la pared y salía lanzada en dirección contraria.
    
    Al cabo de unos minutos ...
    ... salió del agua. Un cosquilleo me recorrió el vientre al ver como subía la escalerilla y su cuerpo salía del agua. El nuevo bañador se ajustaba a su figura como un guante. Los tirantes caían por su espalda dibujando un profundo escote que dejaba ver una magnífica espalda, con unos músculos trabajados en el gimnasio y la piscina. Su cadera se contoneaba de un lado a otro con elegancia y firmeza y sus glúteos definían un culo prieto y apetecible. No pude evitar imaginarme cogiéndola de la cadera y apretando mi pelvis contra su culo, restregando mi dureza entre sus glúteos.
    
    Entonces ví como se dirigía hacia una pareja de tíos que charlaban cerca de la zona de duchas mientras se quitaba el gorro y las gafas de agua. Al verla llegar uno de ellos despidió al otro y se dirigió hacia Natalia. No pude evitar fijarme en su físico. Era un chaval grande, no de edad, sino de proporciones. Cuando Natalia estuvo delante de él apenas le llegaba a la altura del pecho y eso que ella no era tampoco baja, medía cerca de metro setenta. Pero ese hombre debía medir alrededor de los dos metros. Era joven y moreno, con cuerpo de nadador: el cuello y la espalda anchos, los pectorales y abdominales prominentes, el vientre en forma de "V" apuntando hacia su entrepierna. Sus muslos eran largos y poderosos, los gemelos sobresalían por detrás de las espinillas y sus pies desnudos parecían grandes como raquetas de nieve. Llevaba un bañador negro tipo boxer, que igual que el de Natalia, se ajustaba a su ...
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