1. Gabriel y Quique


    Fecha: 09/08/2022, Categorías: Gays Autor: Gabriel Vera, Fuente: CuentoRelatos

    Volví cansado del trabajo. Hoy he tenido esfuerzo físico y mental, por lo que, al llegar a casa, no tenía más que ganas de tumbarme un rato en el sofá y recuperarme algo. Menos mal que empieza el fin de semana; pienso recuperarme y no hacer nada durante ese par de dias. No es que me queje, porque me gusta el trabajo en el almacén, despachar camiones, hablar con la gente; los años me van pesando y no tengo la energía de antes. No me quejo tampoco de estar haciéndome mayor. Procuro no quedarme pensando en cómo ha pasado el tiempo, lo que me ha ocurrido… Es otra manera de dejarte arrebatar las horas, así que no cedo, o intento no hacerlo, a la angustia de mi pasado y lo que me queda de futuro. Por ahora estoy bien en mi presente, y ya está.
    
    Lo de la angustia del pasado suena demasiado novelesco, o dramático para lo que en realidad siento. Quiero decir que me doy cuenta de los errores cometidos, y eso me molesta. Después se me pasa, y ya está. Normalmente estoy calmado, no me meto en jaleos, dejo que vayan pasando las cosas. Estoy solo, y eso ayuda a crearme un entorno en el que nadie entra, y me puedo relajar sin más.
    
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    Esto lo escribí en este diario que intento completar cada día, aunque sin éxito. Se me olvida, o bien me parece que no me ha pasado nada especial, que merezca la pena recordar. Eso, hasta que quiero recuperar algún momento, y me doy cuenta de que la importancia de los hechos o los momentos no se decide en el sitio, sino en el resultado o en un ...
    ... tiempo que parecía no estar relacionado… Me vuelvo filósofo, cuando eso es lo que menos me interesa desde hace tiempo.
    
    Lo que voy a contar tiene un sentido de recuerdo y otro de contemplación morbosa de lo que ayer por la tarde, después de escribir, me ocurrió. Miento, no me ocurrió, sino que lo provoqué yo. O eso creo, o a lo mejor me dejé llevar, y Quique consintió… Quizá todo esto se aclara o disuelva más adelante. Por ahora estoy entre las dos corrientes que tiran de mí: el deseo de repetir y el rechazo a lo que hice. El deseo, lo confieso, es más fuerte.
    
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    Ayer llegué cansado, me recosté en el sofá un buen rato y, más repuesto, me duché, para luego cenar y acostarme pronto. Pensaba leer algo, o ver una serie, nada especial me aguardaba.
    
    Estaba saliendo de la ducha cuando oí abrirse la puerta. Tenía que ser Quique, porque nadie más tiene llave, así que me asomé a la puerta del baño, llamándolo para confirmar. Me contestó desde el salón. Con el albornoz fui allá, y le pregunté qué tal estaba. Me extrañaba que apareciera por casa, porque ya trabaja hace tiempo y tiene su piso. Hablamos por teléfono, pero no con mucha frecuencia. Estaba sentado en el sofá y tenía cara de cansado. Se lo comenté.
    
    —Sí, hoy estoy reventado. Pasaba por aquí y se me ocurrió subir.
    
    —¿Quieres que pidamos una pizza? Por si tienes hambre.
    
    —No, gracias. No tengo ganas de nada.
    
    —Pues sí que estás mal —bromeé—. Nunca rechazas la invitación.
    
    Sonrió.
    
    —Nah, cosas de la edad, ...
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