1. Entre viejos y vagabundos


    Fecha: 09/06/2018, Categorías: Sexo con Maduras Tabú Sexo Interracial Autor: Femmefatale969, Fuente: xHamster

    El pasado martes salí tardísimo de trabajar, eran las nueve cuando dejaba el colegio. La puta evaluación se había alargado mucho más de lo previsto, y ya ni para una cerveza con los compis me daba. Me dirigí a coger el 106 sintiendo el frescor de la noche en las piernas. Me había puesto falta justo el día que más frío hacía. Las luces del centro, los soniquetes espantosos de algunos escaparates y los miles de personas yendo de un lado para otro como locas, anunciaban la cercanía de la Navidad.Fui lo más rápido que pude al bus porque la aplicación me decía que llegaba uno en seis minutos. Justo al llegar a la parada vi cómo estaba cerrando las puertas o sea que me tocó correr un poco. Entre los tacones y la falda no me resultó fácil. Llegué justo cuando estaba arrancando, menos mal que el conductor se compadeció de mí y me abrió.- Buenas noches señora, suba. Dijo mirándome de arriba abajo.- Buenas noches, muchísimas gracias, dije con la voz entrecortada por la carrera y ruborizada por su mirada, clavada en mi escote. Con las prisas de la carrera la blusa se me había abierto más de la cuenta y el conductor no estaba para disimulos por lo que se veía.Me fui hacia atrás y aún noté como miraba por el espejo mi contoneo a lo largo del pasillo. Había tres o cuatro personas y me senté en uno de esos de cuatro, dejándome caer en el asiento intentando recuperar un poco mis fuerzas. Mí falda se había subido y dejaba ver mis piernas por encima de la rodilla, el viejo del otro lado del ...
    ... pasillo me miró con una cara de lascivo como hacía tiempo que no veía.Primero pensé en acomodarme un poco la ropa, pero luego pensé, que mierda ya está bien, que una no pueda ir por ahí como quiera sin que le tengan que mirar o hacer sentir mal. Pues yo decido quién me mira y porqué. El caso es que me abrí un poco más de piernas, le miré con descaro y me mojé los labios con la lengua levemente. El viejo no dejaba de mirarme, pero noté cómo eso le ponía nervioso, o sea que seguí.Me toqué la oreja con dos dedos y bajé por mi cuello hasta mi escote, donde me acaricié muy despacio por dentro de la blusa. El viejo estaba cada vez más nervioso, noté como su pantalón se removía y que él se tocaba. Me hizo gracia, o sea que tan viejo y todavía se le ponía tiesa, ja, ja, ja, sonreí para mí.La siguiente era mi parada, la que más cerca dejaba de mi casa, en días que llegaba muy tarde solía bajarme en la siguiente, que me dejaba más lejos, pero me permitía ir a casa por un lugar más iluminado. Pero ese día ya quería llegar y me levanté para bajar. Al pasar al lado del viejo me acerqué a su oído y le susurré: “Me bajo en la próxima, ¿y usted?”. Le rocé “descuidadamente” con la mano y noté que casi le da un espasmo y empezó a toser ruidosamente de la tensión.Me bajé y caminé, ahora ya con más calma, tenía que atravesar un parque y un subterráneo que era lo que menos me gustaba, porque no solía haber mucha gente. Según caminaba notaba como los episodios del bus me habían calentado, me gusta ...
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