1. Mi tía preferida


    Fecha: 26/06/2022, Categorías: Incesto Autor: MikeFed, Fuente: CuentoRelatos

    Fernanda, mi tía, media hermana de mi madre, es una mujer simplemente hermosa, 30 años, quince menos que mi madre, un físico espectacular, impresionante culo y tetas. Y viste para la locura: minis súper cortas, escotes profundos. Un infierno de mujer.
    
    La última vez que salimos a cenar en familia, muchos creyeron que era mi novia y no mi tía. Yo con mis 25 años, fácilmente podía pasar como su novio.
    
    Unos meses atrás mis padres, con quien vivo, se fueron de viaje por 40 días a EEUU. Luego de una semana mi madre me llama para decirme que Fernanda, por un problema en las cañerías de su casa, iba a pasar unos días en la nuestra hasta que lo solucionen.
    
    Se instaló, y desde el primer día me fui poniendo loco. Luego de desayunar, ambos nos fuimos a trabajar. Cuando volví, ella ya había llegado y se estaba duchando. Cuando salió de la ducha, me escucho que estaba sirviéndome un café en la cocina y se apareció con un micro short de lycra, y un top bien pequeño.
    
    Sin disimulo me quedé mirando su cuerpo.
    
    “Hey, hola, estoy aquí.” Dijo.
    
    “Hola, y bien que estás.” Contesté.
    
    Ella se sonrió, se sirvió un café y se sentó a charlar conmigo. Mis ojos se perdían en sus tetas. Cuando podía verla a la cara veía su satisfacción por ser observada y deseada.
    
    Al día siguiente, casi la misma escena, pero ahora ella estaba en ropa interior, cubriéndose con una toalla. O por lo menos trataba, ya que cuando caminaba, llegaba a ver como la tanga desaparecía entre sus cachetes. La ...
    ... desgraciada estaba jugando al límite.
    
    Al cuarto día yo no daba más, de calentura. La soñaba despierto comiéndose mi pija, metiéndosela por todas partes. Cuando llegué a casa, ella ya se había bañado y estaba en corpiño y tanga en la cocina, sin cubrirse. Fui a darme una ducha y volví a la cocina solo con un bóxer.
    
    Si bien mi pija no es descomunal, unos 17 centímetros, si tiene un grosor interesante. Cuando entré a la cocina ya con mi pija en crecimiento ella miró mi bulto y dándome la espalda, me comenzó a servir un café.
    
    Me puse detrás de ella, y apretando sus pechos empecé a besar su cuello. Ella trató de zafarse pero no pudo. Siguió intentando con fuerza y yo la dominaba. Con una mano, saque mi pija del bóxer y apoyándome totalmente en ella, la puse entre sus cachetes.
    
    “No Gonza, por favor soltame.” Dijo varias veces.
    
    “Todos estos días estuviste haciéndote la gata, no doy más.” Dije.
    
    “Te equivocas, era solo un juego. Por favor soltame.”
    
    Sin dejar de apretar su cuerpo contra la mesada, le saque el corpiño y la di vuelta para ponerla de frente a mí. Ella aprovechó y me dio una bofetada en la cara. Mi cara le debe haber dicho todo porque la suya cambió de rabia a susto.
    
    “Perdoname Gonza, se me fue la mano.” Dijo con miedo.
    
    Tomé de los pelos, he hice que se ponga de rodillas y le metí la pija en su boca. Ella no se movía ni hacía nada.
    
    “Por las buenas o por las malas, como vos quieras.” Le dije. Y tomando su cabeza con ambas manos comencé a cogerla ...
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