1. La mala samaritana


    Fecha: 24/06/2022, Categorías: Incesto Autor: Quique., Fuente: CuentoRelatos

    Mi esposa y yo habíamos tenido una discusión muy gorda y se había ido para la casa de su madre. Yo reía delante de mis amigos y familia pero la procesión iba por dentro. Esa tarde había quedado sin tabaco y fui a la casa de enfrente a pedir un cigarrillo. En esa casa vivía una tía de mi esposa y sus primos. Al primero que encontré fue a Julio, un muchacho rubio de dieciocho años, más delgado que yo, de mi estatura y a su hermana Conchi, una chavala de diecinueve años. Les pedí un cigarrillo, Julio me dio un Lark, Conchi, me preguntó:
    
    -¿Cómo llevas lo de la prima?
    
    Después de encender el cigarrillo y echar una calada, le dije la verdad.
    
    -Mal.
    
    -Ya hace más de un mes que se fue. Tienes que darle celos para que vuelva -me miró de abajo arriba-, pero así no vas a ninguna parte, tienes que cambiar el corte de pelo y cambiar de indumentaria.
    
    -Al no tener trabajo no estoy para gastos.
    
    Julio, que estaba fumando otro pitillo, hizo una o con el humo, y después me dijo:
    
    -Eso tiene solución.
    
    La tenía, Conchi, que era morena, delgada y con buenas tetas y mejor culo y que estaba aprendiendo para peluquera, me cortó el pelo, y Julio me dejó un pantalón claro de pana fina y una camiseta blanca sin mangas. Cuando salí de su habitación y me vio Conchi marcando paquete en aquel pantalón ceñido al cuerpo y mostrando mis bíceps y tríceps (hacía ejercicios físicos), sonrió cómo una tonta. Y al darme la vuelta y ver mi culo redondo marcado en el pantalón, me dijo:
    
    -Si ...
    ... no tuviera novio, te dejaba los ojos en blanco.
    
    -¿No era solo darle celos?
    
    Con el reverso del dedo medio me quitó una mota de no sé que de la camiseta, y después me dijo:
    
    -Hombre, de paso que se los das aprovecha.
    
    -La verdad es que si no tuvieras novio...
    
    Me miró con un aire de coqueta que tiraba para atrás.
    
    -Bueno, tampoco soy la purísima Concepción.
    
    Julio, que estaba fumando otro cigarrillo y que seguía con su vicio de hacer oes con el canuto, nos dijo:
    
    -Yo me voy a la tienda, si eso, ya sois grandecitos.
    
    Vimos venir hacia casa a la madre de Julio y de Conchi. Traía una bañera en la cabeza. Regresaba de lavar la ropa del río. Y el "si eso", se quedó en eso.
    
    Al caer la noche y quedarme solo me entró de nuevo el bajón. Cogí mi Seat 1430 y por variar no fui a la tienda, fui a un bar de una tía de mi mujer que nadie hablaba de ella, por ser la oveja negra de la familia. Sentado en un taburete, frente a la barra, y con un rioja delante, mientras sonaba en la máquina de discos: "Vivir Así es Morir de Amor", confirmaba todo lo que me habían dicho mis amigos, que Laura, la tía de mi mujer, era rubia teñida, que tenía unos cuarenta años, media melena a lo Marilyn, que llevaba pintura hasta en el culo, que tenía unas tetazas y un culazo, que era un bicharraco de mujer (si no medía un metro ochenta poco le faltaba), y que detrás de la barra tenía tabaco rubio de contrabando y chocolate para la venta...
    
    Tanto lo uno cómo lo otro lo compraban policías, ...
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