1. Deseos Reprimidos 2


    Fecha: 22/06/2022, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... de baño yo ya estaba en la ducha y con el ruido del agua no me di cuenta, por lo que cuando lo vi entre las cortinillas de plástico, me sobresalté. Además del pudor que me dio, pues yo estaba desnuda en ese momento y seguramente él me viera al entrar.
    
    Entró en calzoncillos y me dijo que se moría de calor, que quería también ducharse cuando terminase yo. Por lo que me apresuré a terminar y le pedí que me acercara la toalla. Asegurándome de cerrar bien las cortinas, saque mi mano a media altura entre ellas y me la entregó. Me sequé en la bañera y salí con ella liada a mi cuerpo.
    
    Impaciente entró y sin cerrar completamente las cortinas se bajó los calzoncillos para comenzar a ducharse y los tiró al suelo del baño. Yo no pude evitar espiarlo, me fijé en su culo, en sus espaldas definidas, adiviné sus partes íntimas colgando entre sus piernas musculosas. La verdad es que me gustó ver su cuerpo, ¡tan joven y tan fuerte!
    
    Salí a ponerme un camisón y unas braguitas limpias y volví a esperarlo. También aproveché para traerle a él una muda limpia y cuando hubo terminado, lo invité a irnos al balcón a sentarnos un rato, ya que en él corría algo de brisa y estaríamos mejor que en la cama.
    
    Salió de la ducha con su torso desnudo, lleno aún de gotitas de agua, con el pelo enredado y mojado, yo me quedé mirándolo y él me sonrió. Luego hice como que me giraba para que se pusiera los calzoncillos, pero lo seguí espiando con el rabillo del ojo. Vi cómo se los ponía mientras con ...
    ... disimulo se abría la toalla para subírselos. Entonces fue cuando apareció su pene, flácido entre sus muslos, pero me gustó verlo así, me pareció algo de lo más sensual y hasta gracioso, pues acostumbrada a verlo de pequeño, ¡cómo había cambiado!
    
    Yo me había puesto sólo el camisón, por lo que mis pechos seguramente se podían entrever a través de la fina y gastada tela. Sin duda se me veían las aureolas de mis pezones y la forma y distribución de mis pechos quedaría verdaderamente patente bajo la fina tela. Me excitaba pensando que él me miraría como yo hacía con él.
    
    Nos sentamos en el balcón. Afuera la ciudad dormía y sólo el canto de las chicharras y los grillos daban muestra del intenso calor y rompían el silencio reinante. También recuerdo que oímos un maullido, en los bloques de en frente, sin duda algún minino también se refrescaba en el balcón de sus dueños y tal vez nos oyera salir al fresquito como él. Realmente se estaba bastante mejor fuera que dentro.
    
    De pronto oímos un trueno, y un destello lejos en el horizonte. Una tormenta se había formado tras el intenso calor del día y parecía acercarse. Al minino también le sorprendió y con un maullido desesperado huyó por el ventanal abierto guareciéndose en su hogar. Pensé en que la lluvia lo refrescaría todo pero cabía la posibilidad de que pasase de largo, con lo que al calor se uniría una sofocante humedad.
    
    — Mamá, no tienes calor con tanta ropa —me dijo mi Isaac.
    
    — Bueno si, pero este camisón es el más fresco ...
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