1. Nerdy boy (1 - 3)


    Fecha: 22/06/2022, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: Erothic, Fuente: CuentoRelatos

    Soy maestra en una escuela privada desde hace cuatro años. Recién había terminado mi carrera y comenzaba a ejercer. Era el reto perfecto; de medio tiempo, pocos grupos y de cupo reducido.
    
    Tenía el horario ideal, podía disfrutar de toda la mañana libre con mi novio y aún en la noche disponía de tiempo para pasarlo sola. No tenía la gran paga, pero era el trabajo perfecto para iniciarme en la labor docente.
    
    Por las mañanas la pasaba con mi novio, teníamos una excelente relación, era el noviazgo de ensueño, típico de los veinte, lo amaba mucho, era el amor de mi vida, tenía muchas esperanzas en él. Era entrenador físico profesional, muy estricto en su trabajo y muy guapo. Tenía el cuerpo perfecto pues así se lo demandaba su profesión.
    
    Conmigo era atento, elegante y gracioso, aunque la verdad lo mejor era el sexo. Hacíamos el amor casi todos los días, ambos éramos muy apasionados, a veces lo hacíamos hasta dos o tres veces al día, en la mañana, antes de irnos al trabajo y por la noche antes de dormir.
    
    Yo lo amaba mucho, era un poco celosa, pero solo lo normal. Lo procuraba mucho, pasaba todos mis tiempos libres con él, incluso cuidaba mucho de mi figura para agradarle y que no necesitará de otra mujer. Llevaba un régimen estricto de alimentación para acompañarlo en el suyo, hacíamos ejercicios juntos y salíamos a correr todos los fines de semana.
    
    Se puede decir que no le faltaba nada, tenía todo lo que un hombre pudiese encontrar en una chica, no me limitaré en ...
    ... decirlo; soy muy guapa, tengo un cuerpo saludable y siempre me he cuidado.
    
    Pero bueno, un mal día todo terminó, me engañó con otra, no había nada que hacer. Por fortuna en esos días terminaba un ciclo escolar por lo que tendría un par de días de descanso para recuperarme de la ruptura.
    
    Novedades
    
    Aún muy deprimida regresaba a mi trabajo, se sentía como empezar de cero, todo de nuevo. La rutina, grupo nuevo y salón nuevo. Y es que como bien dicen “las desgracias nunca vienen solas” y esto lo confirmé cuando me asignaron una nueva aula.
    
    Que llamarla aula era decir mucho, porque lo de menos era manejar el cambio de área, pero aquel a la que debía llamar salón de clases en adelante, no era otra cosa que una vieja bodega con pupitres y un remendó de mesa que debía tomar por escritorio.
    
    Sucede que en la escuela estarían remodelando los salones por lo que los docentes se estarían cambiando constantemente y lógicamente el primero en hacerlo le tocaría la peor parte. Evidentemente la primera sería la nueva en la empresa, es decir, yo.
    
    El primer día, pese a todo, transcurría con normalidad. Lógicamente me habían asignado un grupo pequeño de último grado, de esos que ya solo quieren terminar y no se quejarían por el lugar de trabajo como lo haría un grupo de recién matriculados por ejemplo.
    
    Sin más comencé como un día cualquiera. En esa ocasión solo hubo un alumno que se destacó del resto. Era un joven serio, retraído, inseguro, aislado del resto sentado justo al frente ...
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