1. Navidad


    Fecha: 21/06/2022, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    -Frente al espejo del baño. Ella cuarentona o treintaymuchona, él adolescente en plena función; con las hormonas hacia el Everest y la seguridad hacia el Hades. Lo mira, la desea, saben que es una locura, una relación familiar entre familias que se enturbia con el alcohol y la erección.
    
    Con los ojos soñolientos y los labios húmedos, la dama le pasa la mano por la mejilla... sus uñas le rozan el rostro, y sus dedos lo deslizan con ternura: para después presionar el cráneo y besarle con pasión, insegura de que a él le agrade.
    
    Pero le agrada, y rápidamente pasa de los besitos a los labios a los mimos al cuello, a las mejillas, con un ritmo imposible de seguir. Tiene que pasar la mano por el hombro del vestido para dejarlo caer por un lado, con el escorzo de la mujer. Sobre una piel blanco puro, sonoriza el beso líquido, entre el tórax y los pechos delgados y poco profundos de la mujer.
    
    El ropaje, a modo de chaquetilla, con tela fina negra y amarrado por un cinturón, se va precipitando por su propio peso. Cuando él le levanta las faldas y le boquea la ropilla interior, suspira en susurros, y se muerde el labio.
    
    La estampa es pintoresca, con la chica mirando gustosa hacia la ducha, apoyada en la puerta de un cuarto minúsculo, zulo; y sosteniendo el pelo del hombre, que masturba preciso el sexo, ante los gestos grotescos de placer femenino.
    
    Ahora se levanta, y ella lo mira expectante pero con sorpresa. Sonriente y (casi) agresivo, junta ambas pelvis, cadera con ...
    ... cadera: tronco con tronco.
    
    Comienza a resultar del todo descarado; los amantes se restriegan lo que pueden, con el pene erecto del joven haciendo círculos sobre la vulva. Manoseos varios, efluvios, de mimitos y besos con lengua.
    
    Y como ya no cabe más espera, pasan del romanticismo, si es que por lo morboso e inmoral de la escena pudiera esta ser romántica: el hombre se retira los pantalones con brusca torpeza, y con el falo ya fuera por su rigidez, baja el calzón; muerde el plástico; y se aplica concentrado el preservativo, ajustándolo lo más cómodamente.
    
    La mujer, hábil, desciende ligeramente las negras, finas, humedecidas braguitas; y desliza el dedo índice izquierdo por la boca, que luego pasa sutil por sus partes.
    
    Y como en un castigo (que en realidad es un consensuado pacto de placer), apóyase en el mueble del lavabo, mirada gacha, casi arrepentida; aunque expectante y excitada.
    
    Todo va a comenzar: el amado se recuesta de pie sobre ella, se inclina por su cuerpo, se pone de cuclillas, encimándose sobre el trasero... los piececillos de la amiga cuelgan, y su cabeza, algo enrojecida, roza con el pomo del grifo metálico. Él le besa la mejilla, pausada y delicadamente. No hay duda de que, fuera la borrachera y la pasión, aquí hay mucho de amor; esto no es más que un aprecio mal interpretado.
    
    El miembro del joven está inflado y venoso, y es largo como la cornada ensartada en el marido de la mujer. Para orientar su dirección, lo maneja con la mano izquierda. El ...
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