1. Desafío de galaxias (capitulo 78)


    Fecha: 08/06/2018, Categorías: Dominación / BDSM Autor: calvito, Fuente: CuentoRelatos

    Toda la zona norte de los campos de Taragüm, se había convertido en un inmenso mar de miles de módulos prefabricados, tiendas de campaña de todos los tamaños y colores, aunque predominaba el pardo, y naves de abastecimiento, donde reinaba, con su impresionante presencia, el Fénix. Aun así, Marisol trabajaba en el Centro de Mando Avanzado, instalado en un grupo de grandes carpas de lona que, protegidas por escudos de energía, estaban situadas a un par de kilómetros escasos de la línea de frente. A diario, las visitaba a pesar de las protestas de sus colaboradores, que lo consideraban, no sin razón, extremadamente peligroso. Quería tener una idea clara de la situación de los distintos frentes, pero en el fondo necesitaba estar en contacto con los suyos, con los soldados que aguantaban bajo los escudos de energía, el terrible bombardeo de la artillería enemiga, o que avanzaban con la bayoneta calada contra las posiciones enemigas, o protegiéndose con los carros de combate. Visitaba los hospitales de evacuación de primera línea, los de retaguardia, y los depósitos de cadáveres. Había pasado ya mes y medio desde el comienzo de las operaciones terrestres y el avance de las fuerzas federales era, en algunos sectores, continuo, pero desesperantemente lento. En otros, se habían estancado en una maraña de trincheras, alambre de espino y posiciones fortificadas.
    
    Marión daba dos ruedas de prensa diarias y se había convertido en la imagen de las operaciones en Faralia, aunque ya era ...
    ... de sobra conocida en toda la galaxia. La intención de Marisol, y también del presidente y de la reverenda madre, era promocionar su imagen de cara a una, todavía hipotética, presentación como candidata a las elecciones presidenciales. Digamos que esta era una «confabulación» de la que Marión permanecía ajena por el momento, no así Hirell, que con la mosca detrás la oreja, sospechaba algo.
    
    —Quiero que hablemos cuándo tengas un momento, —dijo Hirell a Marisol, un día que la acompañó a primera línea.
    
    —Claro, cuándo quieras. Ahora es buen momento, —estaban en una zona de trincheras y con una indicación, entraron en un pequeño refugio que estaba vacío.
    
    —Sé que estás planeando algo para Marión, a sus espaldas, y quiero saber que es, —Hirell estaba tremendamente serio. Marisol le miró fijamente mientras pensaba la respuesta.
    
    —¿Lo has comentado con ella?
    
    —No, no, ella no tiene ni idea: confía tanto en ti que ni se lo plantea.
    
    —Y por el momento debe seguir así: es necesario que sea ella misma y que no se ponga nerviosa y sobreactúe.
    
    —¿Pero por qué?
    
    —Esto no se lo puedes decir: ni a ella, ni a nadie. Solo el presidente, la reverenda madre, algunos cancilleres, y yo, estamos al tanto de este asunto.
    
    —¿La reverenda madre esta metida en esto?
    
    —Sí, lo está. Nuestra intención es que Marión sustituya al presidente al frente de la República, —la revelación hizo que Hirell se quedara con la boca abierta mientras se sentaba en un banco.
    
    —¡No jodas!
    
    —Ella es ...
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