1. Mi vecino favorito


    Fecha: 18/06/2022, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    El colegio donde cursaba quedaba a unas 5 cuadras de mi casa. Los días jueves me volvía sola porque mi madre llevaba a mi hermana a un curso de idiomas. Por lo que mi madre habló con un vecino del edificio para que se asegure que llegue y si me demoraba tenia que llamar a la casa de mi abuela.
    
    Mi vecino se llamaba Benjamín. Vivía en el departamento de al lado. Hacía muy poco se había quedado viudo, y sus hijos, habían dejado su hogar hace bastantes años, por lo que vivía solo.
    
    Se llevaba muy bien con mi familia, lo conocían hace siete años, desde que nos mudamos.
    
    Por mi parte salía de mis clases a las 12:30 hs en esa época, y solía quedarme hablando con mis compañeras un rato. Antes de las 13 hs ya iba a camino a casa.
    
    La mayor parte de las 5 cuadras que separaban el colegio de mi casa, lo recorría con una de las chicas del cole, Eugenia, que vivía a 2 cuadras.
    
    Todos los jueves, golpeaba la puerta de Benjamín, para avisarle que había llegado, lo saludaba y ya me quedaba en mi casa.
    
    Mi madre siempre me dejaba el almuerzo preparado. Solo tenía que colocarlo en el microondas y listo. Por lo general, me sacaba la ropa del cole, una falda gris, camisa blanca, con medias azules, y zapatos negros. Me ponía algún short y una remera por lo general.
    
    Ese Jueves, en particular, llegué mas tarde. Hacía bastante calor, y con Eugenia paramos en una heladería a tomar un helado. Los Jueves me sentía mas libre, aunque no abusaba de la libertad, solía llegar un poco mas ...
    ... tarde que de costumbre. Pero se ve que el tiempo pasó muy rápido porque cuando llegué a la puerta del edificio estaba Benjamín, mirando para todos lados.
    
    - Nena, que susto me diste, estaba por llamar a tu abuela. Me dijo apenas me vio.
    
    - Perdón Benja, no me dí cuenta. Se me pasó la hora. Dije.
    
    - No pasa nada nena, por lo menos acompañame a almorzar.
    
    - Si, claro.
    
    Subimos a su departamento, en su mesa tenía puesto un plato, por lo que fue a la cocina a buscar otro.
    
    Mientras me lavaba las manos, Benjamín se encargó de servir la comida.
    
    Nos sentamos, cada uno en la punta de la mesa, enfrentados, comí, pero poco, el helado, me había dejado llena.
    
    Fue rara la actitud de Benjamín.
    
    No paraba de mirar mis piernas, a través de la mesa de vidrio transparente.
    
    En el cole me subía bastante la falda, y antes de entrar en casa, me la bajaba. Ya que mi mama solía ser muy molesta en ese sentido. Pero ese día Benjamín me esperó en la puerta y me olvidé de bajarla. Encima los jueves solo llevaba la tanga bajo la falda. Mi madre me insistía que use una calza corta bajo la falda, por si se levantaba con el viento, pero odiaba usarla, me resultaba incómoda y antiestética, los jueves nunca la usaba.
    
    La tenía, bastante corta, que la mayor parte de mis muslos estaban desnudos, y desde el punto de vista de Benjamín, podía ver parte de mi tanga blanca.
    
    No me molestaba su actitud, todo lo contario, me resultaba halagador que los hombres mayores se sientan atraídos hacia ...
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