1. Lesbiadas


    Fecha: 18/06/2022, Categorías: Lesbianas Autor: Lib99, Fuente: CuentoRelatos

    ... una nueva erección.
    
    Entonces, con toda naturalidad, pegó su cara a la mía y me besó. Yo, desconcertado, tardé unos instantes en reaccionar, mientras su lengua exploraba el interior de mi boca. Casi necesité pellizcarme para asegurarme de que aquello era real, de que mis deseos no habían logrado apoderarse de mi razón, viviendo aquel espejismo como una realidad virtual muy corpórea: la dulce humedad de sus labios, el delicioso culebreo de su lengua, el calor que desprendía su suave piel…
    
    Reaccioné al fin, depositando la taza y el intacto sobao sobre la encimera, para poner mis manos sobre su espalda y comenzar, tímidamente, como si aún aguardara una reacción negativa por parte de Estíbaliz, a acariciarla. Ella, respondiendo de una manera mucho más decidida, deslizó las suyas por todo mi cuerpo, abrumándome con sus caricias y despertándome de mi estupor. Recorrí todas sus curvas, ascendí las elevaciones de sus pechos, acaricié las jugosas redondeces de sus glúteos apenas cubiertos para la escasa braguita y palpé su monte de venus sintiendo el rizado vello a través de la tela. Todo ello sin dejar de besarnos con una pasión creciente. ¿De verdad me estaba ocurriendo aquello a mí?
    
    Como si quisiera disipar mis dudas, Estíbaliz buscó el botón de mi tejano para soltarlo y bajar la cremallera de la bragueta. Su mano derecha se sumergió en el interior de mis boxers y se aferró a mi polla, de nuevo erecta; la extrajo de los pantalones y comenzó a acariciarla, con ritmo ...
    ... creciente, hasta convertir sus movimientos en una masturbación. Desde luego, aquello se sentía muy real.
    
    Oh, sí, años de práctica me han llevado a perfeccionar mi técnica onanística. Después de todo, ¿quién te conoce mejor que tú mismo? Nadie te hará una paja mejor que tú, pero… Más allá de la técnica, la habilidad, el talento y la práctica, el hecho de que te masturbe una mano ajena, una mano preciosa de una excitante mujer como Estíbaliz; el vértigo de que tu polla se halle a merced de una voluntad ajena, la incertidumbre de sus intenciones, sus deseos, el milagroso hecho de que esa tía esté dispuesta, deseosa incluso, y excitada con la idea de agarrarte la picha, de acariciarla, estrujarla y masajearla hasta lograr que te corras entre sus dedos; ¡ah!, eso le aporta un excitante matiz de calidad que uno mismo no puede lograr.
    
    Así que, al pajeármela, cuanto más deslizaba la piel del prepucio sobre el capullo, atrás y adelante, cadenciosamente, cuanto más sentía la palma de sus manos y la piel de sus dedos recorriéndome el fuste, henchido y palpitante, más adhería yo mis labios a los suyos, con más fruición lamía el interior de su boca, más enroscaba mi lengua en la suya. Mis manos recorrían frenéticas todo su cuerpo, casi frustradas por no poder abarcar cada recodo, curva y meandro de su anatomía. Me recreé de nuevo con sus nalgas, descubiertas por la tela de la braguita que se había enroscado introduciéndose en la raja, levanté la goma de la prenda e introduje mis dedos ...
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