1. Bendito fútbol 2


    Fecha: 15/06/2022, Categorías: Anal Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... vagina. Una comenzó a jugar con los labios introduciéndose en mí brevemente y la otra comenzó a acariciar mi clítoris. Me estaba gustando.
    
    Al principio estaba bastante nerviosa. Los días anteriores la idea de volver a follar con ellos me atraía pero también me daba miedo. Deseaba que todo saliera bien… pero también podía salir mal, con los chicos o con mi marido. Quiero muchísimo a David y no quiero que nada lo estropee. No sé, tonterías mías, temores de mujer.
    
    Luego, al comenzar a sentir las agradables caricias en mi culo y muslos me fui relajando. Reconozco que ni ver ni oír nada hacía la experiencia mucho más interesante, más excitante. Me sentía indefensa y vulnerable a lo que esas manos quisieran hacerme. Creo que es una fantasía que todas las mujeres tenemos en mayor o menor medida, la de sentirnos tomadas sin poder evitarlo. Sabía que lo que veían los chicos era medio cuerpo de mujer a su entera disposición: dos agujeros que follar, un culo que sobar y unas caderas a las que agarrarse. Eso me excitaba aún más. Saber que estaba reducida a la condición de dos agujeros y un poco de piel… uuuuffff, me ponía a mil y hacía que mi coño estuviese empapado.
    
    Estoy segura que a algunas mujeres les puede parecer denigrante perder la condición humana y convertirse en mero juguete sexual, pero para mí forma parte de la fantasía de la indefensión ante el macho.
    
    Ahora el feminismo imperante intenta convencernos de que someterse al hombre es algo negativo para la ...
    ... mujer. Y están confundidas en lo que afecta al tema sexual. A muchas nos gusta sentir que es nuestro hombre el que toma las riendas durante
    
    Chorreaba mi coño con las sensaciones de las caricias y los morbosos pensamientos de mi mente cuando noté que tiraban del plug para sacarlo de mi culo. La acción iba a empezar. Noté el aire entrar por mi ano y al instante unos dedos que me untaban algo, seguro que era lubricante.
    
    Lentamente una polla presionó mi ano y suavemente comenzó a penetrar. Cuando estuvo completamente dentro (porque noté su cuerpo contra mi culo) se quedó parado permitiendo que mi ano ya dilatado por el plug terminara de acostumbrarse a la invasión. Poco después sus manos se agarraban a mis caderas y comenzaba a follarme.
    
    No había sentido más que una pequeña molestia al penetrarme que enseguida desapareció dando paso a un suave placer. Además de sus manos en mis caderas, notaba otras manos que recorrían mis muslos y culo. Una se desplazó metiéndose entre mis piernas comenzando a acariciar mi clítoris. Como yo no existía, que no era más que dos agujeros, había acordado con mi marido que no hablaría “para no romper la atmósfera” me había pedido él. Por lo tanto lo único que pude hacer para demostrar que esa caricia en mi clítoris me gustaba fue gemir suavemente, como un ronroneo de gata.
    
    No solo estaba privada de la vista y el oído, también de la noción del tiempo. No sabía cuánto tiempo llevaba follándome mi amante.
    
    Pero tampoco me importaba, decidí ...
«1...345...»