1. Vecinos


    Fecha: 11/06/2022, Categorías: Anal Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Por fin vacaciones. Después de un extraño verano, Mar se tomaba unas merecidas vacaciones durante la primera semana de septiembre. Desde junio, había pasado muchas horas de pie atendiendo a los viajeros del aeropuerto en aquel puesto de alquiler de coches. Pero ahora llevaba dos días en el piso que sus padres tenían en Atlanterra, en Zahara de los Atunes. Ellos, sus padres, lo habían disfrutado durante todo el verano y ahora, en septiembre, quedaba exclusivamente para ella.
    
    Habían pasado algunas semanas desde el incidente, como ella misma se refería a la tarde en que fue violada en su casa por el tal Hans. Estuvo tentada a denunciar aquella agresión pero después de leer el correo que le dejó entendió que aquello formaba parte del juego extremo que había aceptado cuando contactó con él. Y en el fondo no podía negar que lo había disfrutado. Por más que se había resistido no pudo evitar excitarse con aquella sesión de sexo no consentido.
    
    Durante una semana dejó de leer relatos. Tampoco contactó por correo electrónico con Hans y él no le envió nada. Pero a medida que pasaba el tiempo, y Mar asimilaba que había sido un juego un tanto peligroso (y demasiado extremo) pero un juego, comenzó a volver a leer a su autor de cabecera.
    
    Volvió a leer, cada noche, uno de aquellos relatos de Hans que conseguían transportarla a un nivel de excitación extraordinario. Ayudada por su Satisfyer, se masturbaba imaginándose protagonista de las fantasías sexuales de Hans. Invariablemente ...
    ... alcanzaba unos maravillosos orgasmos en la intimidad de su dormitorio. También volvió a contactar con el autor por correo electrónico. Al principio, la conversación era fría pero poco a poco se volvió al nivel de confidencias original. Mar se sentía atraída por Hans de manera incomprensible. No lo conocía, no lo había visto.
    
    Solamente sabía que utilizaba perfume Egoiste, y eso siempre que aquel desconocido que la siguió y la forzó en su propia casa fuera él y no alguien contratado por él. En cualquier caso, la mujer se sentía atada a la personalidad del autor. Éste volvió a proponerle retos y juegos. Ahora le había pedido una narración de alguna de sus experiencias de sexo anal. Ella no le contestó de inmediato.
    
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    Al tercer día de vacaciones, coincidió en el descansillo con su vecino Jaime. Éste llevaba veraneando, junto a sus familia (mujer e hijo pequeño), algunos años en la misma urbanización. Se conocían, por tanto, desde hacía varios veranos. Así que se saludaron de manera amistosa. Jaime era un abogado con muy buen cuerpo. Usaba una estética moderna tipo hipster. Cabeza afeitada y barba, pero bien cuidada. Tenía los ojos azules, era alto y cuidaba su cuerpo. Entre ellos siempre había existido una especie de tensión sexual nunca consumada. Miradas, frases con doble sentido, alabanzas mutuas a sus cuerpos. Y esta vez no fue menos.
    
    Un minuto después apareció Ana, la mujer de Jaime, junto con Pedrito, el hijo de ambos de 4 años. La actitud de Mar y Jaime ...
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