1. La violación de Jess


    Fecha: 09/06/2022, Categorías: No Consentido Autor: Hansberville, Fuente: CuentoRelatos

    ... uno de sus extremos. Era un plug anal de unos 10 centímetros.
    
    Se colocó a 4 patas sobre la cama y llevó la pieza hasta su culo. Poco a poco se fue introduciendo aquel instrumento con forma de picas en su culo dejando solamente a la vista el extremo con la piedra roja. Se incorporó sobre sus rodillas y moviendo sus glúteos se lo acomodó. Luego se miró al espejo y comprobó que era visible levemente.
    
    Después se enfundó el minivestido rojo que había elegido. La prenda delimitaba perfectamente su figura. Sus tetas apenas cabían en las dos tiras de tela que cubrían exclusivamente lo esencial. Las aureolas y poco más. Debajo de su pecho, el vestido, se pegaba a su abdomen para abrirse en una corta falda con algo de vuelo. Sus piernas lucían torneadas sobre unos tacones a juego. Jess se veía espléndida cuando salió de casa en dirección a su oficina.
    
    Como cada mañana, entró en el edificio con paso firme y seguro. El sonido de sus tacones anunciaba la presencia de una mujer segura de sí misma. Con la cabeza alta y cubierta tras unas gafas de sol D&G, que se sujetó en el pelo nada más comenzar a subir la escalera, contestó casi en susurro y sin mirar al chico de seguridad. Un tipo de unos 25 años, alto y fuerte que siempre le daba los buenos días. Esta actitud altiva era, hasta cierto punto, prepotente y provocativa. Ella sabía que aquel chaval la miraba con intenciones lascivas y ella le respondía con indiferencia.
    
    Junto al "segurata" siempre estaba el hombre de ...
    ... mantenimiento. Muy amigo del primero era de aspecto muy diferente. Rondaba la cincuentena, de estatura media, posiblemente casado, mantenía un bigote canoso totalmente en desuso. Una incipiente calva y una indisimulable barriguita cervecera. Jess no sabía explicar el por qué, pero ese tipo le producía morbo. Del mismo modo que el joven tenía un físico imponente y atractivo que derretiría a cualquier mujer, el de mantenimiento, pese a que podía resultar repulsivo, a ella le excitaba de manera incomprensible.
    
    Tanto era así que de vez en cuando se paseaba por los pasillos de oficinas con cualquier excusa para dejarse ver ante él. O solicitaba su presencia para arreglar cualquier cosa sin importancia. Le ordenaba de manera déspota para luego ni siquiera agradecérselo. La mujer sabía que iría junto a su amigo para criticarla y posiblemente insultarla de manera humillante. Jess no podía dejar de mojarse imaginando a aquellos dos hombres hablando de ella en una connotación sexual… "menuda perra la Jess esta. Siempre tan prepotente. Si yo fuera su marido le partiría el culo cada noche…". Jess suspiraba fantaseando con aquellos comentarios que solo sonaban en su cabeza.
    
    Esa mañana no fue diferente. Jess, una mujer tremendamente sexual, llegó desprendiendo sensualidad. El plug anal se le incrustaba en su ano de manera dolorosamente excitante cada vez que se movía sobre su silla de escritorio. Ella, consultora autónoma, trabajaba sola en una oficina pequeña pero decorada con estilo en aquel ...
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