1. Yo, la diva del facesitting


    Fecha: 28/05/2022, Categorías: Sexo oral Autor: toulouse, Fuente: RelatosEróticos

    Todo ocurrió sin apenas darme cuenta, de forma paulatina y sutil. Yo me fui empoderando a la vez que lo hacía el placer en su cuerpo.
    
    Las primeras veces teníamos sexo como el que tiene la mayoría de la gente. Lo único que me sorprendía es la compulsiva manía de él por comerme el coño. No dejaba pasar la oportunidad de hacerlo en cualquier encuentro.
    
    Su obsesión en realidad era hacer un 69 estando yo encima, al principio no le daba mucha importancia. Yo le comía la polla y él a mi el coño. Algunas veces que ya era aburrido estar tanto tiempo comiéndole la polla, yo paraba. Él nunca se detenía, así fui poco a poco dejando de darle sexo oral mientras hacíamos el 69. Me fui acomodando al placer de recibir sin dar. Al principio me sentía algo aprovechada, egoísta incluso, pero viendo que él nunca se oponía ni se quejaba por la desigualdad, fuimos cambiando de personalidad.
    
    Yo cada vez hacía menos en esas sesiones de oral, hasta llegué a no hacer nada salvo recibir placer. Reconozco que prefiero una buena penetración, pero después del tiempo y de la rutina le fuí cogiendo el punto. Era algo menos de placer pero durante más tiempo. Él por su parte, alguna vez se propasó de los límites marcados. Su lengua exploró nuevos territorios de mi anatomía, según me moví para que cesara en su juego descubrí que más se excitaba. Pasé de estar a 4 patas sobre él sin apenas roce entre nuestros cuerpos, a colocarme medio tumbada sobre él.
    
    Automáticamente su actitud cambió, se fue ...
    ... convirtiendo en una persona más dócil, casi en la misma proporción que yo iba transformándome en tirana del placer. La humedad de su boca y lengua se fusionaba con la humedad de mi sexo. El placer se hacía presente no solo por su juguetona lengua y mordiscos de sus dientes. En mi egoísmo creciente, fui restregando mi cuerpo hasta acoplarlo en la cara de él. En ese acoplamiento, hasta los suspiros y exhalaciones agitadas de mi compañero de cama producían placer en mi. Una fuerza invisible, caliente y fría a la vez que acariciaba mi piel y la erizaba cuando su lengua acertaba con el punto adecuado.
    
    Aquí apenas son unas líneas de diferencia, pero en la realidad todo ocurría con días y encuentros de diferencia. Mi personalidad y alter ego se completó el día que llegué a una acción que era impensable que la hiciera y disfrutara antes de este cambio.
    
    El facesitting ya formaba parte de mi vida sexual. Ya era capaz de ponerme sobre su cara durante largos periodos de tiempo con el único fin de disfrutar del placer sin sentirme mal por solo disfrutar yo. Pero nunca llegaba a sentarme realmente, solo era una novata que acercaba su entrepierna a la boca de un chico. Hasta ese momento que por un deseo del destino, me resbalé y me caí con todo mi peso sobre su cara. Con mi peso sobre él, no sabía muy bien qué hacer. Por unos instantes el tiempo se detuvo. Intenté levantarme rápido pero él me lo impedía con sus manos. Yo percibía entre mis nalgas que estaba completamente aplastado por mi. ...
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