1. Memorias inolvidables: Primera parte


    Fecha: 16/05/2022, Categorías: Gays Autor: janpaul, Fuente: CuentoRelatos

    Ismael Sampedro Fernández.
    
    En las páginas que siguen a esta entrada explico lo que me va aconteciendo —solo los aspectos eróticos y divertidos de mi vida, ya que es el objetivo—, porque una existencia de 27 años no da para tantas proezas, pero sí para divertirme y divertir. Este es el objetivo de estas páginas.
    
    Me llamo Ismael Sampedro Fernández, tal como reza en mi DNI. Tengo 27 años cuando estoy escribiendo estas líneas. Llevo independizado de mi familia casi tres años. Independizado no significa que no me hablo con mis familiares, sino que yo mismo gobierno mi vida. A los 18 años ingresé en la Facultad de Medicina y a los 24 tenía el grado de médico. No sé por qué estudié medicina, pues ahora soy granjero ecológico, pero eso no tiene mayor importancia, pues siempre pensé que estudiaría lo que quisiera alguien de mi casa, pero luego haría lo que me gustara para vivir y ser útil a la sociedad.
    
    En esta entrada a la primera parte de este libro quiero que se me conozca por dentro, por dentro de mis pensamientos, por dentro de mis deseos y por dentro de mis apetitos, gustos y placeres.
    
    Antes que nada hablaré de mi cuerpo que es lo primero que se manifiesta. Como me miro con frecuencia a un gran espejo que tengo en una pared de mi spa particular, del cual ya hablaré en su momento, creo que sé dónde tengo cada peca, cada rasguño, el topetazo de mi cabra, la muy puta me manifiesta su cariño a topetazos y en una ocasión, me metió su cuernecillo en mi nalga, ...
    ... suerte que son pequeños sus cuernos.
    
    No tengo una altura exorbitante, ni mi cuerpo lo considero para ser Míster Gay, pero estoy contento con él. Mi estatura es 174,8 cm., y mi peso es de extrema delgadez, en la actualidad peso 57,4 Kg., y debiera estar por encima de los 60, por lo menos. Pero entre los 21-24 años, pesaba casi 68 Kg., digo casi porque los gramos me oscilaban desde el 68,1 al 69,1Kg., oscilaba mucho si se trataba de época de exámenes, muy sedentaria y de mucho comer, a épocas de verano en que el deporte era más importante que comer, con esas ideas que manifestaban algunos colegas respecto a la necesidad del ejercicio. Ahora hago mucho ejercicio y menos deporte, camino, monto a caballo, labro la tierra, la entrecavo, siego la mies o la alfalfa para mis animalitos y no paro en todo el día. Las tareas de granja son bonitas pero cansadas, yo duermo como un lirón. Pero con este peso 57,4 me encuentro bien, no me importa llegar a los 60, pero no lo procuro, solo procuro no bajar más el peso.
    
    Sé que si me miran la espalda soy como una pared de pirámide invertida. Cuando me pongo las cuerdas a la cintura para amarrar a los caballos de labranza parece que mi torso está metido dentro de una columna. Mi cintura es muy estrecha y mis brazos fuertes, mis pectorales marcados por el trabajo, por tanto no tienen la uniformidad monstruosa de un gimnasio sino la natural. Lo mismo ocurre con mi abdomen, es plano, muy plano, sin grasa, pero no es una exagerada tableta de ...
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