1. Estaba obsesionado con Laura


    Fecha: 15/05/2022, Categorías: Hetero Autor: Johnpaulstarr, Fuente: CuentoRelatos

    ... tomándola de la mano la llevé hasta la cama; ambos nos tiramos en ella y comenzamos a tocarnos desesperadamente, metió su lengua en mi boca y jugueteó unos instantes, mientras con su mano tiraba bien hacia atrás la piel de mi pene y comenzaba a acariciar el glande.
    
    Me acostó boca arriba y se acomodó sobre mí; ahora podía disfrutar por primera vez y en su verdadera dimensión de sus pechos monumentales y sus salientes pezones color cereza. Agarró con sus dos manos la pija y comenzó a hacerme una paja con tal lentitud que creí que iba a morir de placer; grité que había llegado al límite de la exasperación, se la puso en la boca y comenzó una mamada como jamás nadie me la había hecho, era una gloria y mi placer, infinito.
    
    Estaba a punto de acabar, y ella lo notó. Sin decir palabra se acostó y me pidió que le apoyara la pija entre las tetas, lo que hice con urgencia. Era tal mi necesidad de descargar, que empecé a empujar locamente mientras ella apretaba sus melones contra mi miembro para crear mayor superficie de contacto y brindarme más placer. No pude más: largué el primer chorro de semen que fue a parar a su cara, y los siguientes espasmos inundaron sus tetas mientras ambos gemíamos por el orgasmo simultáneo que habíamos logrado. Mientras yo sacudía sobre su vientre mi aparato para drenar las últimas gotas que quedaban, ella se metía la mano llena de semen en la boca, y lo saboreaba con una mueca de lujuria.
    
    Fui al baño a higienizarme, y cuando volví a la cama, la ...
    ... encontré descansando boca abajo. Tenía un culo amplio y parado, con la carne firme y sedosa. Me senté a su lado y comencé a acariciar los cachetes con la mano abierta; ella hizo una mueca de placer, y comenzó a gemir con intensa suavidad. Poco a poco fui entrando en clima y nuevamente se me empinó el palo, por lo que mi excitación aumentó rápidamente, y mis masajes se hicieron más seguidos e intensos. La muchacha también había entrado en clima, y jadeaba sin cesar, pero no se movía. Le separé las piernas y pude ver su vagina casi sin vello púbico y mojada; le separé los cachetes y empecé a lamerle la raya, deteniéndome en el agujero del culo, que ante mis embates, se dilató en una invitación al placer.
    
    Rápidamente busqué la almohada y se la puse debajo del vientre, para que esa preciosa cueva quedara lo más expuesta posible; a esa altura, ella resoplaba como un animal e imploraba que la cogiera y la hiciera acabar. Me planté justo detrás, sostuve la verga, y con la mano la guie por esa preciosa cola hasta que encontró el hoyo; con un leve esfuerzo le metí la cabeza, y esperé porque me pareció escuchar un leve quejido de dolor. Continué, ya desesperado de calentura, y en un loco embate se la pude meter hasta el final.
    
    Ella gritaba y jadeaba; con una mano me tocaba la base del miembro, mientras con la otra se masajeaba el clítoris y se metía los dedos bien adentro pidiendo a gritos que me sacudiera; comencé a bombear dentro de ella en forma tan tremenda como en mi primer ...