1. Lavando el auto con mamá


    Fecha: 12/05/2022, Categorías: Incesto Autor: Bambino, Fuente: CuentoRelatos

    ... manos y las besó tiernamente— así, no tienes que temer hijo, esto te encantará —una electricidad recorrió todo mi cuerpo y más aún cuando las dirigió hacia sus deliciosas tetas.
    
    —Oh! Mamá...
    
    —Shhh... Solo siéntelas, bebe, tócamelas, acaríciamelas, así...
    
    —Mmmm!... son tan suaves, tan bellas, y tan carnosas, mama...
    
    —Te gustan no es así? Dímelo...
    
    —S-si!... me gustan mucho... —dije, estaba encantado con los pechos de mamá, ella suspiraba como toda una gatita, y mi verga reaccionó a tales caricias, estaba una piedra. Mi madre se dio cuenta de ello y se agachó lentamente.
    
    —Mira que polla tan linda tienes, hijo —me dijo al cogerla con sus suaves manos, me lo acarició y me corrió el prepucio adelante y atrás.
    
    —Oh mamá... dios!... mmmm... oh, se siente tan bien! —gemí, su mano se deslizó por mi mástil una y otra vez, mis venas crecieron y se llenaron de sangre, la cabecita igual, la tenía más grande y gorda, mis pelotas se entumecieron de la excitación.
    
    —Oh hijo, eres todo un hombre... así te la he puesto de dura? Pobre bebé, creo que necesitas bajar esta tensión y yo te ayudaré. —Mi madre comenzó a besarme la punta, sus carnosos labios llenaron la cabeza de saliva y poco a poco se fue tragando mi palo
    
    —Oohhh mamá ahhh!!!... que boca tienes!... mmmm... —sus labios recorrieron centímetro a centímetro cada poro de mi verga, se lo tragó hasta los huevos y yo gocé y gocé con cada chupada gloriosa, su lengua me lamió la pelada como si fuera un chupete ...
    ... y otras jugó con mis bolas que me erizaron los vellos.
    
    —Así!... así mama!... ooohh... no sabes cuánto espere esto... oohhh! —dije acariciando el cabello de mama, mis manos se perdieron en su espesa cabellera negra y la incité a comerme más y más la verga.
    
    —Mmmm... despacio hijo... ah, ah, ah —dijo mi madre jadeando— tenemos tiempo de sobra, tu padre no llegará hasta la noche, calma —añadió y era cierto, él regresaba normalmente en la tarde, pero era viernes y no lo haría hasta la noche.
    
    La calentura invadió mi ser, poco a poco fui dejando atrás mi timidez inicial y ahora viendo a mi madre hacerme una mamada sensacional me armé de valor para hacerle lo que quisiera, por eso una vez que dejó de mamarme, fui yo el que la puso de pie y la besé en los labios.
    
    —Mmmm oooh hijo... ese beso fue delicioso... yo...
    
    —Shhhh... ahora es mi turno de hacerte gozar mamá —le dije y le di otro beso exquisito, nuestras lenguas se entrelazaron en el interior de nuestras bocas, estábamos fuera de control. Le besé las mejillas, el cuello y por supuesto... las tetas.
    
    —Oohh tesoro, así... aahhh! Chúpame las tetas!... mmmm... oohh! —mi boca encontró sus pezones gordos y deseosos de ser succionados, recordé mis tiempos de crío, amamanté sus tetas como un caliente bebé, eran riquísimas, cada globo era suave y bello y los apreté con mis manos para ser lamidos y chupados con total fervor, no me proporcionaban leche esta vez, pero el contacto con tales ubres maternas era un placer ...