1. Alicia, mi gran descubrimiento


    Fecha: 10/05/2022, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Alicia, otro descubrimiento.
    
    Alicia es otro gran descubrimiento, parecía recatada, solo lo hacía creer.
    
    Pues en esas de la vida que conozco a una mujer, en realidad te acercas a quien te llama la atención. Ella tiene 60 años, rubia de pelo largo, siempre muy arregladita y elegante, de esas mujeres que te hacen pensar.
    
    Venimos de mundos muy diferentes y ahora vivimos en la misma sociedad. Ella lleva unos once años viuda, su marido tenía un trabajo bastante importante y cuando falleció le dejó la vida bien resuelta.
    
    Es muy guapa de cara, tiene algún kilillo de más pero bien repartido, resultando bastante atractiva. Es una mujer simpática alegre y jovial, tiene una sonrisa muy bonita.
    
    El caso es que nos conocíamos simplemente de vista. A ella le gusta ir a pasear, y cuando algo te interesa también te dejas caer por dónde ella pueda andar. Y poco a poco, cuando coincidíamos en algún paseo comenzamos a hablar. Es bastante culta y su conversación me resultaba siempre muy interesante, y creo que la mía a ella también. Y así fuimos coincidiendo y más nos íbamos conociendo.
    
    Leyendo entre líneas sus palabras me pareció entender que esa alegría que mostraba también escondía un punto de tristeza por soledad, algo le faltaba para ser feliz del todo.
    
    Poco a poco nos conocíamos y cuando coincidíamos pasábamos un rato distendido y a gusto, pero empecé a pensar en que se podía llegar a algo más.
    
    Un día cerca del mediodía coincidimos en un bazar de estos de todo a 100, ...
    ... allí estaba ella un poco liada con un tema de unas bombillas que quería comprar para cambiar en su casa. En cuanto me vio y con su habitual sonrisa me pidió ayuda, que ella no entendía. Lo que necesitaba era muy fácil y rápidamente se lo solucioné. Los dos hicimos las compras de unas cosillas y al despedirnos me dijo que tenía un problema, que no se atrevía a cambiar las bombillas y si por favor estaba dispuesto a ayudarle. Faltaría más, diciéndome si podría pasar por su casa sobre las cuatro y media de la tarde. Sabía dónde vivía más o menos y me dio su dirección exacta.
    
    Algo se despertó en mis pensamientos, creo que la buena señora igual quería algo más profundo que un simple cambio de bombillas. Por una parte pensaba que era normal, pero el pensamiento lujurioso me decía que había bastante más asunto.
    
    Fui a mi casa, comí, pero seguía dándole vueltas al tema, habría que ver su actitud y mantener prudencia, la situación ya me iría diciendo si debía seguir quieto o dar pasos hacia adelante. Me duché, me afeité, me acicalé un poco y me puse mi colonia preferida, no fuera que el pensamiento pecaminoso tuviera la razón.
    
    A la hora en punto acordada estaba tocando el timbre de su puerta. Enseguida me abrió, y sorpresaaaaaa. Ella llevaba un batín negro de raso corto y escotado, debajo un camisón de tirantes también muy escotado y de tono morado de raso brillante y unas medias negras, aderezado con un perfume finamente marcado. Estaba maquillada elegantemente y sus labios ...
«1234»