1. Mi primer intento... por detrás...


    Fecha: 09/05/2022, Categorías: Anal Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Tras romper mi relación con mi novio, la soltería me parecía algo horrible. Solo había estado con él. Siempre. Habíamos compartido 5 años hasta que se nos gastó el amor, pero sobre todo, la pasión.
    
    Pasaron los meses y sentía pánico. Miedo a que me gustara alguien y no le gustara yo. Me sentía inexperta y me asustaba. Tenía 24 años y miles de polvos a mis espaldas, pero todos iguales. Él encima de mí un rato, yo otro y orgasmo. Así una y otra vez. No estaba mal, pero sabía, sentía que no era todo, que no podía serlo, hasta que llegó él.
    
    David y yo nos conocíamos de toda la vida. Somos amigos desde pequeños y entre nosotros siempre hubo un vínculo especial. Hacía años que no lo veía, porque él había estudiado fuera y aquella mañana de sábado en que lo encontré haciendo la compra cambió repentinamente mi vida. Hacía meses que estaba sin novio y él había vuelto de Londres sin aquella chica a la que odié incluso antes de conocer su existencia. De aquel encuentro salimos con nuestro número de teléfono y una cita para cenar. Quedamos al día siguiente. Y luego la otra semana. Y así, hasta que acabamos el uno en brazos del otro con un hambre desmedida. Jamás había sentido nada igual. El sexo se había convertido en algo increíble. Cada vez me gustaba más, lo deseaba más. Olía su perfume y me humedecía por dentro. David sacaba mi lado más sensual, me provocaba, me instaba a hacer cosas que jamás creí, me hizo sentir viva por primera vez.
    
    De eso ha pasado un año. Ahora ...
    ... vivimos juntos y, aunque nos hemos calmado un poco, la pasión sigue intacta. No pasa un día sin que lo hagamos al menos una vez. No por costumbre, sino porque no podemos evitarlo. Ya sea al despertar o al acostarnos, el roce nos provoca, nos enciende, y nos perdemos el uno en el otro. Como podréis imaginar en este tiempo lo hemos hecho de todas las maneras posibles, de todas...menos una, por detrás.
    
    Él me lo había dicho pero yo me resistía. Me daba miedo el dolor. Tenía muchos tabúes, me parecía algo raro, anormal... no sé. Lo máximo a lo que accedía era a que me introdujera un dedo por dentrás mientras lo hacíamos y no siempre. Así lo hacíamos de vez en cuando. A él se le ponía durísima cada vez que metía su dedo en mi culo y eso me provocaba un orgasmo fortísimo así que, poco a poco fui cediendo. Y ya no era uno, sino dos los dedos que me metía mientras su polla me embestía haciéndome delirar entre jadeos.
    
    Debo reconocer que al principio me molestaban sus dedos en esa zona. Se me hacía raro, pero poco a poco lo fui tolerando. Me fui acostumbrando a esa presencia en mi culito. Hasta que una noche, mientras veíamos la tele en el salón tapados con una manta, todo cambió. Me metió la mano dentro del pantalón del pijama y me comenzó a tocar el clítoris mientras me besaba. Yo me dejaba llevar y tocar. Ya estaba perdida, una vez más. Entonces metió su dedo en mi coño ya húmedo y gimió al notarlo.
    
    - Mmmm ¿te gusta cariño?
    
    -Mmmmm sí... me encanta...
    
    -¿El qué?
    
    - Que me ...
«123»