1. Un comando me rompe el culo


    Fecha: 07/05/2022, Categorías: Anal Autor: MikeFed, Fuente: CuentoRelatos

    Con Melisa somos amigas desde la infancia, hoy con 25 años, somos entrañables, nos contamos todo absolutamente. La semana pasada estábamos en su departamento, charlando sobre banalidades, ropa, salidas, cuando de pronto se abrió la puerta del departamento y entró un gigante de casi dos metros, pelo muy cortito, al igual que la barba. Su tórax era tremendamente ancho, sus pectorales se marcaban en la camisa que traía. Los brazos marcaban su musculatura en la tela. Su cara era de un hombre duro, verdaderamente rudo.
    
    “Dana, seguro que no te acordás de Juanca, mi hermano.” Dijo Melisa.
    
    “No jodas, Juanca era un chico flacucho, desgarbado.” Dije.
    
    “Era, vos lo dijiste Dana, soy yo. ¿Cómo estás tantos años?” Dijo Juanca con voz ronca acorde con su cuerpo.
    
    “Mi Dios, en que te convertiste.” Dije deteniéndome a tiempo para no decirle que estaba muy fuerte.
    
    “Si, ya llevo 8 años en el Ejercito. Soy oficial de Fuerzas Especiales. Me dieron vacaciones y vine a ver a mi hermanita.” Dijo.
    
    “Llegó hoy, y se queda una semana.” Dijo Melisa y me guiño el ojo.
    
    “Pues salgamos a festejar, se merece una linda bienvenida.” Dije sin pensar, o mejor dicho, pensando en lo que ese pedazo de hombre sería en la cama.
    
    “Yo no tengo problemas, hace mucho que no salgo de noche, ya casi ni me acuerdo como era.” Dijo.
    
    “Chicos, yo no puedo, tengo que estudiar para un examen de la Facultad. No se enojen, salgan Uds.”
    
    “Dale, no seas tonta.” Dije deseando que no salga.
    
    “No puedo, en ...
    ... serio.” Dijo Melina.
    
    “Bueno, me voy a dar una ducha, me cambio, y paso a buscarte.” Le dije a Juanca.
    
    “Si no te molesta, te acompaño así no vas y venís, y de paso vamos a cenar primero.” Dijo él. Me temblaron las piernas, nunca me imaginé ese ofrecimiento.
    
    “Dale, pero no te enojes si me demoro para bañarme y cambiarme. Soy mujer.”
    
    Cuando me despedía de Melisa me guiñó un ojo. Íbamos en mi auto que es chico y me contaba de su entrenamiento, como cambiaba constantemente de bases, pero nunca mencionó de combates, aunque me dio a entender que había tenido varios.
    
    En un semáforo, vi que mi celular marcaba un mensaje.
    
    “Boluda, límpiate la baba que se cae de tu boca. De nada por entregarte a mi hermanito.” Me mandó Melina.
    
    “La verdad vos también cambiaste mucho, de aquella chiquilla con piernas flacas y encorvada, hoy sos toda una hermosura de mujer, por cierto. Y te desarrollaste bien.” Dijo bajando la vista a mis pechos.
    
    “Juanca veo que además de saber tirotear con fusiles y pistolas, también lo haces con las palabras.” Dije. El solo sonrió.
    
    Cuando llegamos al departamento, el miraba todo con detenimiento. Yo vivo en un dos ambientes, con cocina separada. Por suerte y trabajo lo fui armando bien. En vez de sentarse en el sillón prefirió sentarse en la mesa.
    
    “Ya vengo.” Dije y fui a cambiarme.
    
    Cuando me saque la tanga, comprobé que estaba empapada. Me crucé al baño y me di una buena ducha. Me estaba secando cuando me acordé que como una bruta, no le ...
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