1. Una deuda pendiente


    Fecha: 06/05/2022, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: femerba, Fuente: CuentoRelatos

    ... esperamos mientras eso sucedía y, después, en sentido anecdótico, comentábamos con lujo de detalles todo lo ocurrido.
    
    Alguna vez, conversando los tres, salió a relucir el tema de las relaciones abiertas y los “ménage a trois” que normalmente presenciábamos en el ambiente en que nos movíamos. Pensábamos que una cosa era una relación consentida de una noche, una aventura, y otra diferente una relación de confianza y permanente. Sin embargo, mi esposa, para extrañeza de ambos en aquella ocasión, nos sorprendió afirmando que esa relación de tres podría funcionar siempre y cuando hubiera la madurez necesaria por parte de los involucrados, sin celos, sin escenas ni reclamos, sabiendo cada cual su rol en la relación, y que la mujer encontrara satisfacción en la aventura. Palabras mayores, pensé yo.
    
    Varias veces tuve que ausentarme por varios días, en razón de mi trabajo, y Edgar siempre estuvo disponible para asistir a mi esposa si algo se salía de control y requería de su apoyo, que a veces, simplemente, consistía en hacerle compañía. Durante estas ausencias yo hablaba con ella a diario, pero nunca jamás se mencionaba nada relativo a la especial atención que él le prodigaba cuando yo no estaba presente. Había entre ellos, digamos, una relación de amistad prudentemente distante y respetuosa, tratándose del vínculo de un hombre soltero con una mujer casada. Pero era evidente que él disfrutaba de la compañía de mi esposa y de seguro, en ese momento, habían consolidado un ...
    ... vínculo de mutua confianza.
    
    Edgar era un hombre guapo, nada del otro mundo, pero tenía una voz de tono grave, como de locutor de radio, que cautivaba a mi esposa, llegando a confesarme alguna vez que aquello le atraía, le gustaba y le despertaba un no sé qué especial, que le despertaba sensaciones placenteras. Lejos estaba yo de imaginarme el tipo de experiencias en que podría desembocar aquella confesión porque, socialmente hablando, la relación entre ellos se mostraba educadamente distante y respetuosa.
    
    En alguna ocasión, compartiendo los tres en un evento social, presenciamos cómo la esposa de nuestro amigo alemán, casi al final, abandonó la reunión acompañada por otro hombre. Le preguntamos el motivo y, sin preocupación aparente, nos manifestó que tal vez se había interesado en un muchacho y que seguramente iba a estar un rato con él. Extrañados y sorprendidos preguntamos, intrigados, ¿Y esto no te afecta? Para nada, respondió. Cuando llegue a casa, más tarde, sé que ella estará allí.
    
    De verdad, nos parecía muy civilizado comportarse de esa manera en la relación de pareja, entendiendo y apoyando, aparentemente, las necesidades del otro, por lo menos en lo referente al aspecto sexual del vínculo matrimonial. Y nuevamente, en nuestras conversaciones, salía a relucir si tendríamos la apertura de mente necesaria para permitir esas libertades dentro de nuestras relaciones de pareja. ¿Permitiría yo, preguntaba Edgar, que él, por ejemplo, se le insinuará a mi esposa y ...
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