1. Marisa me visita


    Fecha: 02/05/2022, Categorías: Lesbianas Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... alucinante, y esta nueva experiencia no era menor.
    
    Mi esfínter estaba totalmente dilatado, pues el roce de los dedos de Marisa lo habían obligado a abrirse. ¿Y Ahora?, ¿qué más podría disfrutar?, en eso escucho a Marisa decir:
    
    - Angie, se me esta ocurriendo algo. Por favor avísame si te molesta.
    
    No alcance a preguntar ¿qué es? cuando sentí como el dildo abandonaba mi vagina y era recargado a la entrada de mi ano. En un sostenido empujón, Marisa me metió, no se cuanto, desconozco si fueron cinco o diez o quince centímetros. Lo que si sé es que la resistencia natural de mi esfínter para recibir ese grosor no se hizo esperar. Sentí dolor y un ardor. Me acorde de inmediato cuando mi querida amiga hizo la misma operación con un pepino en su restaurante. Emití un lamento seco, un gemido que venía desde mis entraña. Me quede quieta, con esa extraña sensación entre miedo a ser desgarrada y valor a ser poseída. Marisa detuvo el empuje solo para preguntarme:
    
    - ¿Estas bien?, ¿te lastime?
    
    No quise contestarle, preferí sorprenderla, y créanlo o no, mi excitación era tan grande que hice lo impensable. Nunca, en mi vida, me hubiera imaginado que sería capaz de algo así. Mi muslos escurrían mis fluidos a causa de que había tenido un orgasmo, pero quería más, así que….me lance para atrás con cuidado, pero con determinación y fuerza ¡aggggghhhhhhhhhhh! de un solo impulso me metí el resto del dildo en el ano. Marisa solo atino a decir:
    
    - ¿QUÉ HACES?, ¡estas loca!
    
    Y si, loca ...
    ... de placer. Con el dildo totalmente dentro me quede unos momentos quietecita, asimilando lo que había hecho y las deliciosas consecuencias. Yo misma tome en esos momentos la decisión de iniciar el juego de “mete y saca”, pero ahora en mi ano. Este juego duro un largo rato.
    
    Le pedí a Marisa que pusiera más lubricante en la herramienta, así lo hizo y entre el frío del lubricante y el calor de mi ano, no pude contenerme y me vine una vez más, pero con fuerza de cascada.
    
    Estaba agotada, no podía moverme. Me quede a gatas, con las nalgas expuestas, el ano aun invadido por ese maravilloso objeto, y solo atine a decirle a mi amiga:
    
    - Marisa…haz conmigo lo que quieras, ya no puedo moverme.
    
    Mi amiga me deparaba una sorpresa ¡increíble!. Se sacó la perilla de la vagina, pero dejo el dildo dentro de mi ano, y lo empezó a mover en círculos, al mismo tiempo que empezó a chuparme la vulva. De repente se paro sobre la cama, puso un pie a cada uno de mis costados y mientras se masturbaba dejo caer sobre mi espalda una lluvia de su caliente fluido. ¡ESO ES INCREIBLE!, no sabía que eso se podía dar.
    
    Mi espalda chorreaba el agua de Marisa, y por mis muslos aun chorreaba la mía.
    
    Marisa se dejo caer en la cama, y me ayudo a retirar el juguete de mi ano, el cual quedo con una dilatación ¡enorme!, pero para que son las amigas sino para consolarnos entre nosotras. Sentí la mano protectora de Marisa que me untaba crema suavizadora en mi esfínter, con mucho cuidado, aunque no dejo de ...