1. Fruto prohibido


    Fecha: 02/02/2022, Categorías: Incesto Autor: C.Dee.L.C, Fuente: CuentoRelatos

    Soy una chica que a mis 25 años todo en mi vida marcha bien. Estoy comprometida hace dos años, tengo un jevito por el lado, pero hace dos meses atrás tuve un sueño que despertó mi deseo más oscuro. Esa noche no pude conciliar mi sueño, solo pensaba cómo sería ser poseída por mi tío. Sí, eso fue lo que soñé peor aún se convirtió en mi obsesión. Mi tío estás a mediados de sus treintas con un buen cuerpo, una mirada de pícaro, labios sensuales y un aura que gritaba placer. Siempre había notado esos atractivos de él, pero no le daba importancia. Hasta lo sucedido hace dos meses. Él es medio hermano de mi mamá.
    
    Mis pensamientos giraban alrededor de él. Tenía que buscar la manera de llamar su atención. Era difícil concentrarse cuando solo veía a mi tío. Una noche de sexo salvaje con mi jevito me corrí en su órgano masculino pensando que era de aquel hombre que secretamente me regalaba mis más deliciosos orgasmos. También me pasó lo mismo con mi prometido. Pasaron los días y se me ocurrió una idea. Me tome unas fotos algo sexy y se las envié a mi tío por error. Deje pasar dos minutos y rápido le texteé pidiéndole disculpa por la confusión. Después de ese percance continúe conversando con él por medio de mensajes y algunas llamadas. También seguía compartiendo fotos ya que él me había mencionado algunas cositas de cómo mejorar las mismas.
    
    Con el pasar del tiempo tuve que hacer a un lado mi delirio por mi tío. Solo lo pensabas en la soledad de mi habitación dándome placer ...
    ... hasta caer rendida de satisfacción. Una tarde recibí una llamada de mi hermana que se encontraba en el estado de Nueva York. La misma se convirtió en un bálsamo para mí obsesión. Iría para Nueva York en menos de dos semanas y de paso visitaría a mi querido tío. Lo llamé para dejarle saber que iría de visita; que cosa más rica era escucharlo decirme mi niña. Él no sabía cuánto fantaseaba con tenerlo entremedio de mis piernas. Sonreí maliciosamente porque sabía que lo conseguiría.
    
    Los días se fueron a cuenta gota tantos para salir de mi país como los días con mi hermana. Al fin había llegado a mi destino. Cuando llegue a su casa lo saludé cómo siempre —¡Bendición tío!— abrazándolo y pegándole mis senos a su pecho. Solo se lo dije para alimentar el morbo en mi cuando me dijo —¡Dios te bendiga mi niña!— sabías que al escucharlo se despertaría mi excitación por él. Los dos primeros días disimule lo más que podía, pero la mirada de mi tío me debilitaba. Al punto que si me quería coger en la mesa del comedor no le pondría resistencia.
    
    Estaba comiendo mucha mierda lo necesitaba sobre mi y era ya; mañana regresaba a mi país. Le mencioné si quería tomarme unas fotos con una ropa nueva que había comprado en realidad era una lencería negra de encaje. Arregle mi cabello coloque una gargantilla de cuero negra y mis tacones del mismo color.
    
    Cuando camine hacia la sala donde me esperaba la ricura de hombre que es mi tío. Sentí como mi feminidad se contrajo al ver cómo esa mirada pícara ...
«123»