1. José Carlos (Parte II)


    Fecha: 16/01/2022, Categorías: Grandes Relatos, Autor: SexyLipsMOS, Fuente: CuentoRelatos

    ... cabrona que conoce se convierte en víctima de sus propios deseos?
    
    Pasé mi lengua alrededor de su glande mientras mis labios rodeaban la punta. Poco a poco iba descendiendo y sintiendo la forma en que tenía que ir abriendo más y más el maxilar para darle cabida en mí. Escuchaba sus ruidos de excitación y más me prendía. Ya estaba empapada, me sentía toda una zorra hambrienta consumida por el deseo y presa de la ansiedad de sentirme poseída.
    
    Lo masturbaba de arriba hacia abajo con la lubricación de mi saliva que se derramaba desde el glande. Mi lengua patinaba por todo el tronco y hacía escalas breves en la boca de su pene, deseando ingresar para degustarlo todo. El trataba de controlarse, pero sentía claramente como la base empezaba a convulsionarse, así que lo apreté fuerte y detuve la felación. Me incorporé aun sosteniéndolo con fuerza.
    
    “No se te vaya a ocurrir venirte antes que yo” –le advertí.
    
    “¡No mames, tienes unas formas que lo hacen complicado!” –JC
    
    “Ese es tu problema, si te vienes antes que yo no me vuelves a ver en tu vida y te garantizo que vas a perder muchísimo si eso sucede” –C
    
    Cuando sentí que dejaba de estremecerse, aflojé para volverlo a estimular y ahí fue cuando me di cuenta de que estábamos frente a la entrada de un motel. En mi interior agradecí el hecho porque si continuábamos con el juego en el auto, sin duda alguna haría que se corriera.
    
    Continué acariciándolo, aunque más que entusiasmarlo, pretendía únicamente seguirlo sintiendo. ...
    ... Honestamente estaba maravillada con el grosor de su herramienta. Nunca me han gustado los que son muy largos. El golpeteo en el fondo de mi vagina me distrae y no me permite estimularme. Esta pieza es diferente, perfectamente rasurada, lo que me hace pensar si daba por sentado que me llevaría a la cama o si es exclusivamente su higiene personal. Si bien me encanta la seguridad en un hombre, este particular detalle me dejaba inquieta.
    
    Apagó el vehículo dentro del garaje y escuché la cortina eléctrica del portón descender mientras el interior del espacio se iba oscureciendo. Sentí sus dedos gordos tomarme de la nuca y acercarme a él. Percibí el olor de su loción que penetraba de a poco en mi sentido e iba aflojando mis extremidades… era como una ola que rompe en la playa cubriendo de forma masiva los primeros metros de arena, inundándolos violentamente y sobrecogiendo cualquier vestigio del pasado.
    
    Literalmente me encontré a mí misma transformada en una perra fogosa y hambrienta de sexo, anhelando ser tomada con violencia, con fuerza y ser sometida. No podía parar de imaginar cómo me sentiría partida a la mitad mientras lubricaba profusamente.
    
    Sentí sus labios carnosos jugar con los míos de forma inteligente, su lengua no se abalanzó como lo hacen la mayoría, no. La suya me estudiaba, me tentaba usando carnadas. Buscaba la mía y al primer contacto se retiraba, me hacía sentir la necesidad de ir a por ella y abrazarla, morderla despacio y cubrirme con su humedad.
    
    Mi ...