1. Las cosas no son como uno espera


    Fecha: 14/01/2022, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: femerba, Fuente: CuentoRelatos

    ... acercando su cuerpo al de ella y hablándole al oído. Y, para sorpresa mía, los dos se dirigieron hacia los baños. Al llegar, ellos entraron y yo les seguí. Aquel esperó a que yo entrara para cerrar la puerta y me pidió que, por si caso, estuviera pendiente y no permitiera que abrieran la puerta. Y así lo hice.
    
    La faena no fue difícil para aquel. Pensé, de verdad, que aquello ya lo había hecho varias veces cuando, no más entrar, la llevó hacia el tocador, hizo que apoyara sus manos en la mesa, frente al espejo, y empezó a acariciarla desde atrás, restregando su pene contra las nalgas de ella mientras bajaba sus pantalones y dejaba a la vista su viril miembro. Simultáneamente masajeaba los senos de ella, por encima de la ropa. Al tiempo que lo hacía, dirigía las manos de ella para que acariciara su miembro, lo cual hacía, subiendo ella su mano arriba y abajo por aquel tronco, con intensidad.
    
    Poco después de aquel preliminar, él simplemente levantó su falda, movió ligeramente a un lado su diminuta tanga y la penetró. Ninguno de los dos, ni ella ni yo, reparamos en que lo hizo sin usar condón; al natural. Ella se recostó sobre la mesa del tocador y expuso sus nalgas para que aquel dispusiera de ellas a voluntad. El hombre empujaba con ritmo y cadencia. No era la primera vez que aquel hacía esta maniobra, de eso estaba yo seguro. Mientras la penetraba, empujando una y otra vez, aquel masajeaba sus nalgas y sus muslos. Con el incremento del ritmo y las embestidas, mi mujer ...
    ... empezó a gemir, subiendo progresivamente el volumen, hasta que aquel, empujando a máxima velocidad, apretó su cuerpo contra el de ella, dando a entender que había eyaculado y culminado su faena.
    
    Se desplazó dos pasos atrás, dejó que ella se volteara para quedar frente a frente y procedió a abrazarla y besarla por unos instantes. Su miembro seguía erecto y ella, no sé si a pedido de él, se inclinó para mamar su miembro por unos instantes, acariciando no sólo su miembro sino también sus nalgas y muslos. Después se levantó, se volvieron a besar y se despidieron. Aquel, muy caballerosamente, agradeció a mi mujer por la oportunidad que le había dado y que, según él, iba a recordar. Subió sus pantalones y se dispuso a salir de ahí. Ambos lo hicimos. Te espero en el bar, le dije a ella y cerré la puerta.
    
    Al llegar al bar con aquel, le dije, ¿se toma un trago? Bueno, gracias. Al parecer usted ya es un master en estas faenas, pero no me quedo sin preguntarle ¿cómo estuvo la cosa? Bien, súper, su mujer estaba deseando verga. ¿Por qué lo dice? pregunté. Porque tenía esa cuca calientica y sentía como me apretaba el pene apenas la penetré. Muy rico. Ella culea sabroso. Qué puedo decir, dije, es la primera vez que me lo dicen y así, como tan francamente. No, es verdad. Hubiéramos podido seguir. Lástima que tocó así por mis compromisos, pero en otra ocasión lo hacemos de otra manera, si le parece. Más bien le tiene que parecer a ella, ¿no le parece? Por ella no se preocupe, que yo sé ...
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