1. Entrenada por los muchachos


    Fecha: 10/01/2022, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: EmmaReyRey, Fuente: CuentoRelatos

    ... instituto hacia la parada de buses. Aunque no eran más que unos pasos hubo al menos una docena de chicos intentando detenerlas a hablar para pedirle una cita o “un trabajo”, pero ellas con total prepotencia y orgullo los pasaban de largo tras lanzarles un comentario venenoso y cruel. Eran unas bombas sensuales y lo sabían. Daniela era la única con suficiente timidez y decencia como para decir, “no, gracias” con su vocecilla dulce y tierna.
    
    Mientras esperaban el bus recordó las lecciones del padre Bartolomeo diciéndole que debía leer la lección del día con voz suave y dulce, como si le hablara a los ángeles, la sentaba en su escritorio y él se arrodillaba frente a ella que, con el libro de enseñanzas diarias extendido frente al rostro, no lo veía pero sentía cuando le subía la falda e introducía su rostro gordo y barbudo en su entrepierna, olfateándole el coño y apartándole las bragas. Era difícil concentrarse y leer mientras la lengua de Bartolomeo le repasaba la raja mojada y caliente de arriba abajo, pero hacía el esfuerzo y continuaba leyendo hasta que el padre hacia “eso” con su lengua en su coño y la hacía temblar y gemir como una gata. “Buena chica” le decía la acomodarle la braga y la falda, la bajaba de la mesa y la despachaba con un cachete en el culo.
    
    Cuando Bartolomeo fue transferido Daniela creyó que ya no tendría esos buenos momentos, pero se equivocó porque llegó el padre Felipe…
    
    —¡Eh!, despierta, Rabanito, que este es el nuestro. Vamos —apremió ...
    ... Sabrina, sacudiéndole del brazo y empujándola para que suba en el bus escolar.
    
    Las chicas iban ocupando dos asientos y charlando las unas con las otras como las amigas que eran, mientras ella iba viendo por la ventana el extraño paisaje que la ciudad portuaria le obsequiaba con sus calles de tráfico ruidoso, los truckfood y vendedores ambulantes, vagabundos y tiendas de escaparates finos con todo tipo de ropa y zapatos lindos. Daniela estaba fascinada de que el viaje en el bus le permitiera ver tantas cosas bonitas y brillantes, se sentía como viviendo en un sueño. Hasta que el bus cada vez se fue quedando más vacío y las chicas no se mostraban prontas a bajar, el paisaje fue cambiando a los condominios más pobres y las calles más sucias, con el olor de las cloacas nauseabundas brotando de las esquinas y el número de vagos y méndigos se multiplicaba.
    
    —Aquí es —dijo Sabrina, poniéndose en pie.
    
    —¿Estás segura? —preguntó Daniela, tomando su bolso y colgándoselo en la espalda de nueva cuenta, mirando insegura hacia la ventana. Justo en los asientos de la parada de autobús había un borracho dormido abrazado a una botella.
    
    —Sí, Rabanito, vamos —apremió, tomando su mano y guiándola fuera.
    
    El fétido del borracho la golpeó primero en la nariz, haciendo que la arrugue con disgusto, luego el desagüe que había aun lado, y luego la pared con tufo a orines del edifico más cercano… Daniela dejó de enumerar las cosas que olían mal y siguió a las chicas calle abajo.
    
    Ni bien habían ...
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