1. Entrenada por los muchachos


    Fecha: 10/01/2022, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: EmmaReyRey, Fuente: CuentoRelatos

    ... acostumbrarás. Le has encantado a la mitad de los profesores, te lo aseguro. —A su izquierda, la chica guiñó uno de sus ojos delineados y se inclinó sobre su oído izquierdo—. Son unos sucios pervertidos, no te fíes.
    
    Ángel era rubia de melena larga y de una piel más blanca que la suya incluso, con unos labios rosa pálido y ojos verdes tan claros como esmeraldas. De ella se podía decir dos cosas: Podía hacer que un hombre se corriera en su boca en menos de cinco minutos y le encantaba. Cobraba por mamada, se decía que tenía un estándar de precios por tiempo y que si durabas más de diez minutos, era ella la que te pagaba dándote el coño para que se lo comieras, y cualquiera lo haría, nunca usaba bragas y solía sentarse con las piernas abiertas, había una fila de chicos siempre sentados frente a ella solo para ver, muy pocos habían podido probar ese manjar rasurado de labios mayores gordos ocultando los inferiores.
    
    —Si te dicen que vayas después de clases a sus oficinas, es porque te echaron el ojo, Rabanito. Si lo quieres hacer hazlo, pero un consejo: No lo des de gratis —continuó Sabrina, jugando con uno de sus rizos pelirrojos con una de sus manos, con la otra se acariciaba una de sus piernas expuestas enviando una descarga eléctrica hacia sus pezones que al instante se pusieron duros—. Ah, zorrita, te pusiste cachonda.
    
    —¿Se puso cachonda? —Preguntó la segunda a la derecha—. Yo creo que le va a gustar a “los muchachos”, ¿qué dicen?
    
    —No inventes, Katan, tú a todas ...
    ... las quieres llevar con los “muchachos” —reprochó Sabrina.
    
    —Es que me encanta verlos disfrutar con una nueva, me pone cachonda —respondió Katan.
    
    Katan era una chica alta de 1.75 m, magra y su mejor rasgo era un rostro bastante agraciado, no tan bonito como sus compañeras, pero algo tenían sus ojos grises, no tenía casi nada de tetas ni de culo, sus piernas eran flacas también. Físicamente no encajaba con ellas: llevaba el uniforme corto, pero las muñecas llenas de pulseras negras de cuero, en el cuello un collar de también de cuerina con una placa que decía “perrita”, usaba delineador negro en exceso y tenía al menos cinco piercings visible. Decían que Katan era sado y su coño era tan apretado como cuando era virgen a pesar de que le encantaba el sexo interracial, además de sado, lo suyo era lo anal así que en sus cumpleaños sus amigas le regalaban plugs de distintos colores, formas, con lucecitas, con adornos, con cola… de todo. Katan era la más puta de todas, y la más fea también.
    
    —Sí, quizá les gustes, a ver ese coño —dijo Sabrina, deslizando la mano que tenía sobre su pierna hasta debajo de la falda, sobre el coño, masajeándolo en círculos sobre la braga de algodón blanco. Daniela se estremeció con un escalofrío al sentir que le tocaban “allí”, su “ofrenda” como le llamaba el padre Bartolomeo, el primer párroco de la iglesia del instituto. Le habían enseñado a aceptar las caricias desde siempre, a “servir”, pero allí no sabía qué hacer, ni cómo decir que no, así ...
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