1. Entrenada por los muchachos


    Fecha: 10/01/2022, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: EmmaReyRey, Fuente: CuentoRelatos

    Daniela era una joven de 18 años de edad, de casa, bien portada y de instrucción católica. Toda la vida escolar la había hecho en el mismo instituto de una ciudad provincial, hasta que sus padres se mudaron al ruidoso y mundanal puerto, justo antes de acabar el último año escolar. Sin amigos, inocente y fácil de manipular, Daniela pasó su primer día de clases haciendo lo posible por pasar desapercibida, pero su brillante mente la hizo sobresalir en clases, eso y su cuerpo.
    
    El uniforme era de una falda lisa de color celeste con dos cortes en cada pierna, como sus ojos, y la camisa era una polo blanca con cuello también del mismo tono azul, calcetas altas y zapatos negros de charol con un tacón algo alto para ella. Por algún error su madre le compró una blusa dos tallas más pequeñas, haciendo que le apretara las tetas tan grandes como naranjas maduras y como no usaba sostén se le marcaban las aureolas de los pezones, la falda le quedaba tan corta que apenas le cubría el culazo, las calcetas tenían más tela que la falda, le cubrían hasta arriba de las rodillas.
    
    Tímida y silenciosa en su primer día de clases se ubicó en el rincón de la cafetería mientras todos los demás compartían mesa, a ella la evitaban como si fuese una leprosa. Entonces llegaron “ellas”.
    
    Eran conocidas como las “Zorritas del Centeno”, al verlas Daniela no se sintió tan mal por su uniforme que tantas miradas había atraído durante todo el día puesto que las cuatro chicas que se sentaron en su mesa ...
    ... con total confianza y libertad tenían tan poca ropa como ella. En su antiguo instituto las faldas eran tan largas que les cubrían las rodillas y las camisas eran largas hasta el cuello y las muñecas, las reglas estrictas y las costumbres muy distintas, pero lo que más extrañaba de todo era a los sacerdotes asignados a la instrucción de los alumnos y sus valiosas “horas de confesión”.
    
    —Pero mira quién está tan solita: la rabanito —dijo una de ellas, la más voluptuosa de todas y al parecer la líder. Sabrina era alta como ella, casi 1.70 m, con el cabello negro corto hasta sus hombros y labios rojos, llevaba la blusa tan pequeña que se veía su ombligo y el piercing en él, la falda le dejaba ver la braguita roja que traída debajo cada vez que se sentaba y sus calcetas tenían dos bolitas pomposas del mismo color de la falda. Tenía la fama de ser la “motosierra” y se decía por los pasillos que tenía en sus bragas a medio personal docente incluido al Principal—. Supongo que podemos hacerte compañía, Rabanito.
    
    Daniela asintió en silencio, sin comprender aún que le decían “Rabanito” por el cabello pelirrojo y ondulado que le caía hasta la cintura en una cascada con olor a flores silvestres y sus mejillas sonrojadas todo el tiempo sin ninguna razón, además de las pequeñas pecas sobre su nariz pequeña y respingada. Sabrina rodeo sus hombros con una de sus manos, apoyándole los pechos en el brazo derecho, hablándole en voz suave.
    
    —El primer día es lo peor, Rabanito, pero ya te ...
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