1. Mario (07 de 22): Con don Guillermo 24 h (2)


    Fecha: 10/01/2022, Categorías: Gays Autor: Albany, Fuente: CuentoRelatos

    ... ciudad, hasta llegar al aparcamiento del parque regional era zona llana, luego comenzaban los caminos rurales, de tierra sin asfaltar, y después el monte lleno de temibles riscos, sumamente peligros para el deporte que Guillermo y Robert practicaban.
    
    Estacionó el vehículo y destrabó una de las motos bajándola del remolque, se colocó un casco en la cabeza.
    
    -¿Te animas? Te doy una vuelta para que veas el entorno. no corres peligro alguno, deja de ser tan prudente, se un poco loco. -accedí de mala gana y me subí detrás de él sujetándome con fuerza.
    
    El camino de tierra batida iba recto y liso hasta unos dos kilómetros, allí ya tenía que comenzar el ascenso y resultaba complicado seguir con pasajero de paquete.
    
    A veces aceleraba y la moto rugía escandalosamente dando un pequeño salto.
    
    -¡Yuuuupi! ¡Aquí vamos!, gritaba y y reía con euforia. -en esos momentos yo me sujetaba más fuerte a su cintura sintiendo el golpe del aire en la cara y el revuelo de mis cabellos al no llevar casco puesto.
    
    Cuando llegamos al final del camino transitable se detuvo.
    
    -Ten las llaves del coche, no te ira mal andar de vuelta los dos kilómetros y será un agradable paseo para hacer hambre. Al lado de la ermita, en el parque, tienes un bar por si te aburres, voy a rodear el monte y volveré por el otro lado. -no me pidió mi opinión y me dejó abandonado en ese desierto lugar.
    
    Esperé un momento antes de comenzar a andar, para mirarle subir el sendero empinado cubierto de piedras, ...
    ... algunas salían disparadas al rodar sobre ellas. Seguía pensando que era un deporte peligroso, más que los que acostumbraba a ver.
    
    Lentamente inicié el camino de vuelta, el paisaje era hermoso y el horizonte sin fin si mirabas hacia el sur y el oeste, al norte y este las montañas que Guillermo había comenzado a ascender.
    
    En el parking solo estaba nuestro coche y avancé hacía una de las esquinas, detrás de un grupo de grandes y frondosos cipreses se hallaba la pequeña ermita, un poco más lejos la pequeña casita con el cartel de “Merendero de la suerte”, curioso nombre que tendría su lógica explicación, aún no estaba abierto y una chica delgadita y joven estaba limpiando las mesas de la terraza y la zona verde, me miró con curiosidad y me hizo un gesto de saludo con la cabeza.
    
    Enormes y potentes aspersores regaban distintas zonas, solo quedaba a salvo el espacio de columpios y juegos de recreo para niños.
    
    Me senté en uno de ellos y saqué el móvil, aún no lo tenía controlado y quería quitar aplicaciones.
    
    Me aburría sobremanera aunque había comenzado a llegar público, familias para pasar el día al aire puro del campo, ocupaban los lugares destinados para hacer fuego y preparar sus comidas, algunos excursionistas bajaban de vuelta y se metían en el bar, en eso pasaba las dos largas horas y media que Guillermo empleó para hacer la vuelta del monte.
    
    Escuché el ruido inconfundible del motor de su moto y fui hacia el coche. No venía muy sucio, polvo blanco que deslucía el ...
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