1. El Martín Rivas


    Fecha: 06/01/2022, Categorías: No Consentido Autor: Vinamarino1960, Fuente: CuentoRelatos

    ... indicaciones de lo que tenía que hacer para que no fuera a sufrir lesiones graves. Igual, al finalizar la jornada, el sexópata llamado “Mandinga”, que fue el ganador de la subasta, provoco tales lesiones al “Martin Rivas”, que fue necesario hacer venir el cirujano amigo de la abuela a reparar lo que se había destruido con tanto salvajismo.
    
    Él me contaba que cuando jugaba y hacia travesuras era amenazado de la siguiente manera:
    
    -¡No sigas molestando cabro e moledera o si no, le diré a tu madre! –Decía mi abuela.
    
    A lo que el Martin replicaba:
    
    -¡No por favor abuela, que ella me hará mucho daño y me dolerá! – Mientras empezaba simultáneamente a temblar de una manera incontrolable
    
    Por esos que sus miedos no eran los típicos de los demás niños a los que jugaban y él no podía entender: El hombre de barba y del saco de papas. Ese hombre para él, cuando lo veía en la calle le parecía un hombre bueno, triste pero bueno y se alegraba cada vez que lo veía mientras sus amigos huían despavoridos de su ...
    ... presencia.
    
    En ese momento lo supo el “Martin Rivas”. Su madre sufrió lo mismo con su madre y se desquito con él. Cuando tuvo esa certeza la maldijo y la odio más aun, por no haberlo protegido y haberse convertido en su victimaria.
    
    Y su abuela postrada en cama ahora, cuando él tenía 19 años, le deseaba las penas del infierno en ese último tiempo de vida. Deseaba que sus enfermedades fueran muy dolorosas y lentas, para que lo que le restara de vida fuera un eterno sufrir.
    
    Ahora ella. Se concentró en ella “El Martin Rivas”. La vio por primera vez al escuchar su acento extranjero. Como no sabía hablar otros idiomas nunca supo que esa jovencita bella y tierna de 18 años era Francesa. Le dolió tanta hermosura e inocencia. Por eso la tenía ahí en esas dunas, en las de Reñaca, a esa hora del atardecer con su navaja puesta en el cuello. La tenia de espalda a él en 4 patas y ambos semidesnudos.
    
    Sonrió placenteramente cuando entro en ella y simultáneamente clavó su navaja en la garganta de esa virgen extranjera. 
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