1. Dando sexo oral en un cine porno


    Fecha: 04/01/2022, Categorías: Gays Autor: AlbertoS, Fuente: CuentoRelatos

    Los que vivan en la ciudad de México posiblemente hayan oído del Cine Teresa. Hoy convertido en una plaza de electrónica varia, alguna vez fue un cine para adultos muy conocido, en parte por estar sobre una de las avenidas más importantes, como por ser un lugar muy frecuentado por la comunidad gay y uno de los primeros lugares del giro que llegue a visitar, y también uno de los últimos. Ahí fue donde me paso lo que estoy por narrar.
    
    Años antes de que lo cerraran, en un viernes como cualquier otro, yo salía de la oficina e iba camino a mi casa. No sabría decir bien que me sucedió, cuando salí de la oficina estaba pensando que cenar, si me daría tiempo de ir a comprar esto o aquello, y que pendientes tendría para el lunes que regresáramos a trabajar. Menos de una hora después de salir, y sin entender bien las razones, estaba pagando mi boleto, deseoso de terminar la noche en algún hotelucho de la zona. Todo sin planearlo o pensarlo, solo con las ganas del momento. Quizás no termino como lo esperaba, pero sigue siendo una de mis experiencias favoritas.
    
    En todo caso, como otras veces previas, después de pagado el boleto, entre levantando la cortina, sin voltear atrás por si alguien me veía y eche el primer vistazo hacia la sala. Como siempre, todo estaba oscuro, excepto por la pantalla donde se proyectaba una película porno, creo que era una rubia cabalgando a un hombre con un pene inmenso. Lo recuerdo porque la rubia me daba una inmensa envidia, pero no tenía mucho caso ...
    ... pensar en ello, así que decidí seguir mirando alrededor mientras me acostumbraba a la oscuridad.
    
    Poco a poco fui notando que había mucha más gente que lo normal. Supuse que era normal por ser viernes en la noche, pero aun así eran más de los que me imaginaba. Muchos estaban sentados en parejas, hablando de cualquier cosa, mientras que otros tantos estaban solos, viendo la película, con una mano en la entrepierna, y otros estaban sentados solos, pero sus ojos viendo hacia abajo y sus gemidos dejaban en claro que estaban muy bien acompañados. Entre tanta gente, los únicos que sobresalían eran un grupo de hombres sentados en la última fila hasta atrás. Parecían mantenerse muy aparte del resto del público, más ben desinteresados de lo que pasaba, pero al principio no les preste mucha atención. Por mi parte, después de un rato de estar viendo alrededor, me termine de habituar a la luz de la sala y comencé a caminar por el pasillo buscando un lugar donde sentarme.
    
    Hombres iban y venían, algunos se sentaban, platicaban, se levantaban o se iban. Otros se sentaban y luego de una breve charla se agachaban y desaparecían por un rato. Después de un rato de enviarlos, alguien se acercó dónde estaba, se sentó y comenzó a hacerme la plática. Entre comentarios varios, su mano comenzó a tocar mi pierna, y le respondí, no solo dejando que me tocara cuanto quisiera, sino que también mi mano comenzó a subir por su pierna descaradamente hasta casi tocar su entrepierna. Estar en medio de ...
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