1. No todos los tráficos pesados tienen que ser malos


    Fecha: 29/12/2021, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: SebastianYLN, Fuente: CuentoRelatos

    ... clítoris en forma circular. Esto hizo que comenzara a gemir descontroladamente. Su excitación era tal que no pasaron un par de segundos cuando sentí un enorme chorro salir de entre sus piernas el cual me salpico todo el pantalón. No la deje casi terminar cuando usando los mismos dedos se los introduje de forma arqueada buscando su punto g. Algo me dice que lo alcance pues a medida que introducía mis dedos sus caderas se contorsionaban sobre mi pelvis con tan son que parecía estábamos bailando. Sus gemidos ya cubrían toda la terraza. Mientras seguía ella se dobló pegando sus pechos al tope de la barra. Yo moví mis dedos y comencé a penetrarla con ellos, pero esta vez desde su parte trasera hasta que volvió a bañarme con su chorro.
    
    Estaba tan excitado que desabroche mi pantalón y saque mi pene de él y comencé a cucarla pasando la cabeza por la superficie de su vulva. Esto creo una desesperación en ella de tal grado que me grito “Clavameee”. Al escuchar esto, eche una carcajada y la penetre sin avisar. Esto provocó un brinco y un gemido ahogado, casi de susto. Deje mi pene hundido para que lo ...
    ... disfrutara mientras este llenaba toda su cavidad. Poco a poco se fue relajando y cuando la vi quieta la agarré por las caderas y comencé a embestirla con firmeza. Nuestros cuerpos comenzaron a aplaudir aquella inusual situación entre ambos. La bebida hizo que ella disfrutara por largo rato de mis movimientos pues mi faena duro más de lo normal. Dentro de sus gemidos me pidió que me viniera afuera pues no teníamos protección. Seguí con mi ritmo hasta que una cosquilla aviso que tenía que retirarme. Poco después cubrí sus nalgas con el producto de aquellos tres meses de excitación. Me deje caer encima de ella, ambos sobre la barra. Luego de aquel encuentro ambos nos vestimos y nos quedamos dormidos en los muebles de la terraza.
    
    Al otro día nos levantamos, ninguno de los dos recordaba completamente lo que había ocurrido. Sabíamos que había pasado algo, pero las lagunas causadas por el alcohol no permitían que tuviéramos detalles. Unos días después me envió un video. Era lo que habían grabado las cámaras de seguridad de su terraza esa noche. Gracias a la tecnología aquel épico encuentro pudo ser disfrutado. 
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