1. Independizarse


    Fecha: 22/12/2021, Categorías: Sexo Interracial Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... pendientes, los dejaba sobre la mesilla, y se metía por la cabeza una prenda de vestir que estaba a medio camino entre un vestido veraniego y una bata de casa. Cuando terminó de abrochársela y supuse que volvía, dejé de mirar y me senté en una silla como si no me hubiera enterado de nada.
    
    Me preguntó cómo quería el café. Le dije que si podía ser una cerveza, y ella dijo que claro que si. Sacó de la nevera dos latas, una de cerveza para mí y otra de refresco de cola bajo en calorías para ella. Se sentó al otro lado de la mesa y empezamos a hablar. Bueno, casi siempre hablaba ella, y lo hacía mucho y muy rápido. Entre su hablar apresurado y que yo prefería imaginar su cuerpo semidesnudo bajo el vestido, apenas me enteré de que se llamaba Carla, que era de la República Dominicana, que se había casado con un hombre de acá que la dejó al poco de que ella se quedara embarazada. Sus palabras confirmaron mi idea de que la niña de las fotos era su hija. Charlamos un rato más, bebiendo de vez en cuando pequeños tragos de nuestras respectivas latas, hasta que pasado un rato ella se incorporó para empezar a recoger la compra, que continuaba dentro de las bolsas en el lugar exacto donde las había depositado. Si tenía que colocar algo en un estante alto yo la ayudaba para poder estar cerca de su cuerpo. Con un par de cajas de leche en la mano ella pasó junto a mí. La cocina era estrecha, y yo siempre estaba en medio. Me medio retiré para permitirle pasar, pero no había suficiente ...
    ... espacio. Tuvo que pasar de lado, dándome su espalda. Fue un segundo, incluso menos, pero su culo grande y poderoso se rozó con mi cuerpo, con mi sexo. Yo lo viví cómo si fuera a cámara lenta. Mi paquete entrando en contacto con su trasero, rozándose, cayendo después en el espacio entre sus nalgas, y volviendo a rozarse con su otra nalga. Es cierto que yo no había hecho todo lo que podía por apartarme, pero juraría que ella tampoco. Carla me miró de reojo sonriendo picaramente. Estoy seguro que los dos dejamos que nuestros cuerpos se rozaran a propósito, queriendo dar un paso más pero sin saber cómo hacerlo. Ella debía volver a coger más cosas de las bolsas, y tenía que pasar otra vez junto a mí. Esta vez lo hizo de costado pero dándome la cara, mirándonos de frente. Repitió la operación un par de veces más, pasando tan cerca de mí que acabábamos rozando nuestros cuerpos, ya fuera su culo o su bajo vientre lo que pasaba a milímetros de mi sexo. En una de estas no pude aguantar más y caí en sus provocaciones, porque efectivamente era eso lo que quería hacer Carla pasando una y otra vez junto a mí.
    
    Venía de cara. Con un rápido movimiento la rodeé con mis brazos y girándola la encerré entre mi cuerpo y la encimera de la cocina. Acerqué mi cara a la suya, mis labios a su boca. Nos besamos con furia, como queriendo recuperar el tiempo que habíamos perdido tonteando en ese juego de tocar nuestros cuerpos. La levanté y la senté sobre la encimera, junto a la fregadera. Sin dejar de ...
«1234...»