1. La revancha (04): Empieza el espectáculo


    Fecha: 13/12/2021, Categorías: Dominación / BDSM Autor: kimbocat, Fuente: CuentoRelatos

    ... pechos, y gruñes de dolor, solo tu instinto te hace avanzar, Nuria también se está cansando, lo veo en sus manos, en sus gestos, cada vez más nerviosa no deja de azotarte, de gritarte, y tú sigues gruñendo, escupiendo babas y saliva, tirando con todas tus fuerzas de tus correas,
    
    Al llegar al segundo piso, todo tu cuerpo está temblando, el látigo ha pintado de rojo tu espalda y tu culo, te castañean los dientes, tus ojos te escuecen, empapados en sudor, pero a pesar del dolor y de las dificultades sigues hacia adelante, solo piensas en subir un escalón más, y luego otro y otro… Nuria también está envuelta en sudor, no se esperaba tanta resistencia por tu parte, tanta fuerza ni tanto esfuerzo, le digo que cuando tú eres yegua, ni piensas, ni sientes, solo eres carne sumisa obedeciendo a su dueña, el día de la carrera, solo serás músculos, sangre e instinto. Nuria tira con fuerza de tus correajes, te caes, ella tensa tus correas levantándote al momento, tu rodilla amoratada no me gusta, estamos demasiado cerca de la carrera, para que te lesiones ahora. Le digo a Nuria que pare y compruebo que solo sea un golpe, aprovechas para respirar un poco, para ganar algo de aire en tu boca abierta. Te miro, tus pechos son un mar de babas, y tu cuerpo ríos de sudor.
    
    El látigo resuena, otra vez te lanzas escaleras arriba, Nuria va tirando de ti, va obligándote a frenar, a obedecer a estas correas a las que estas atada. Pero sigues adelante, rabiosa, con tus dientes clavados en el ...
    ... cuero, con todas las venas marcándose en tu cuello estirado, otro escalón… y por fin el último rellano, solo queda el tramo final. Nuria está decidida a no ponértelo fácil, coge el látigo y golpea tus nalgas, apunta justo en el centro, el látigo gira y toca de refilón tu vulva, te arrodillas, ella no deja de azotarte, te levantas dejando un reguero de orina que no has podido contener. Finalmente, tras casi una hora llegáis a la azotea, Nuria suelta las correas, te tumbas en suelo, buscar el frescor de las baldosas, que quedan empapadas de tu sudor. Estamos contentos con tu esfuerzo, sentándome frente a ti, te levanto los cabellos, me miras con tus ojos bañados en lágrimas, acerco mi mano hecha cuenco y te ordeno que comas, vas lamiendo, sonríes, es azúcar, lames y relames hasta que no queda ni un grano, mientras, sientes las manos de Nuria acariciando tu espalda, tus nalgas, tus piernas aun temblorosas.
    
    Terminamos de quitarte el correaje, cada tachuela se ha clavado en tu piel, y en cada pecho media docena de gotas de sangre decoran tus tetas. Agarrada a la barandilla vas bajando como puedes, sigues temblando, la prueba ha sido tan dura, que en más de una ocasión casi te desmayas. Al llegar a la planta baja, renqueando vas hacia el jardín, hacia tus cadenas y tu árbol, caes rendida sobre la hierba, una ligera brisa eriza tu piel, tus pechos se mojan en la humedad del suelo, y te relajas un poco, con el pie voy acariciando tu culo, se te cierran los ojos, mientras oyes lejos, ...
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