1. Con su blanca palidez


    Fecha: 09/12/2021, Categorías: Sexo Interracial Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Kalu entró al almacén, sin saber muy bien lo que esperaba encontrar dentro. De momento, sombra; empezaba a hacer calor. Avanzó por la nave hasta casi el final, sin ver a nadie y se sentó en un bulto. Le dolía el tobillo y estaba cansado. Y hambriento. Y sediento. Y… de repente, la nada le envolvió.
    
    Le dolía la cabeza…
    
    Intentó tocarse donde le dolía, pero no pudo: tenía las manos atadas a la espalda. Se revolvió y vio a un pálido mirándole ceñudo. Una pálida, más bien, que tenía en la mano una barra acabada en una pequeña ele puntiaguda; debía haberle golpeado con eso y ahora le miraba de hito en hito. Tuvo la impresión de que tenía tanto miedo como él y se asustó. «Los cobardes son los peligrosos. Nunca temas a un valiente» le había dicho el amo Tembo. Y encima, era una mujer.
    
    Ella le habló, seria, en el idioma de los pálidos (de los pálidos de aquí, no en el de Andriy) y no entendió nada, claro. Mirando al suelo, para no provocarla, le dijo que no hablaba su idioma, pero la pálida tampoco debía conocer el suyo, porque volvió a hablarle en un tono más hostil que antes. Le respondió que se tranquilizara, que iba a portarse bien, pero ella seguía enfadada.
    
    Cuando temía que volviera a golpearle, se sentó en el suelo y le inspeccionó el tobillo; luego, se levantó y se metió en una caseta. Kalu se dio cuenta de que estaba a punto de salirse de los pantalones, porque ella había utilizado para atarle la cuerda que usaba como cinturón, y trató de meterse en ellos. La ...
    ... pálida volvió, se sentó, tomó su pie y se puso a vendarle el tobillo. En un momento dado, le miró y sonrió. El color de su piel le recordó, inevitable y dolorosamente, a Andriy. Pero la sonrisa de ella no se parecía en nada a la de su amigo. Ésta era contagiosa y seductora, como la de él mismo.
    
    “¡Maldita sonrisa! Si el amo Tembo no se hubiera enamorado de ella, él seguiría en su casa —pensó—, y quién sabe cómo sería su vida ahora”… Pero el amo quedó fascinado por su sonrisa y le compró a sus padres. Sabía que no fue por dinero (aunque fue mucho), sino por miedo; el amo Tembo era un hombre poderoso y peligroso. Sus padres lloraron al verle marchar. “¿Qué habrá sido de ellos?”.
    
    Era apenas un muchacho cuando se convirtió en el favorito del amo Tembo. El favorito de un capo de la mafia africana, casado y con hijos mayores que él, machista y presunto homófobo, aunque Kalusha sólo sabía que tenía familia, que era poderoso, cruel y posesivo, y que después se avergonzaba de lo que hacía con él. Después… Pero era su amo y había cuidado bien de él durante todos esos años. Incluso estaba convencido de que, a su modo, le quería. «Grandes hombres tienen grandes debilidades. Y tú eres la mía», le había confesado una vez.
    
    Se sintió aliviado cuando le mató. Liberado. Pero pronto comprobó que la libertad es dura. Y cara. Y que él no estaba acostumbrado a valerse por sí mismo, no lo había hecho nunca; así que ahora añoraba el odiado harén en el que había crecido. Era aburrido, casi ...
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