1. La secretaria aria


    Fecha: 12/11/2021, Categorías: Sexo Interracial Autor: subtitulados, Fuente: CuentoRelatos

    Admito que el tipo de mujer que me gusta es de cadera grande, tetona o piernona, las prefiero por gusto personal, es muy raro que me dé o que quiera estar con alguien muy delgada, pero todo eso cambió una noche del mes de diciembre.
    
    Dana, una mujer blanca, de cabello castaño claro, ojos verdes y sonrisa bonita, es notorio que su ascendencia es aria, pero bueno, volviendo a lo que importa, aquella noche ella se quedó conmigo a terminar un papeleo, honestamente nunca había puesto atención a su cuerpo, pero se veía bien, traía un pantalón tipo pescador que mostraba sus blancas espinillas, sus sandalias que me dejaban ver sus pies blancos y arreglados y una blusa negra entallada, que no sabía si era por el hartazgo del trabajo, pero marcaban unas tetas grandes y duras.
    
    La noche entraba más y mientras arreglábamos carpetas y hablábamos más a fondo de nuestras vidas ella más coqueta me sonreía y me guiñaba el ojo.
    
    Ahí me enteré que era casada, su marido era el mensajero, lo cual me dejo impactado ¡ay que el mensajero es un hombre como diez años mayor!
    
    Mientras más interactuábamos, más ganas me daban de cogérmela, así de plano, una erección empezaba a formarse en mi pantalón cada vez que ella subía a acomodar las carpetas y me dejaba ver sus ricas y pequeñas nalgas.
    
    L: ¿Necesitas ayuda compañera?
    
    D: No, ¡muchas gracias!
    
    L: ¡Ok!
    
    D: ¡Tu sígueme viendo, jajá!
    
    Su cotorreo me confundía, no sabía si estaba bromeando o lanzándome indirectas, pero yo seguía el ...
    ... juego, la verdad estaba ya en modo degenerado y mil fantasías cruzaban mi mente.
    
    Eran aproximadamente a las 11 de la noche, su marido le fue a decir que se adelantaría, ella y yo nos quedamos solos prácticamente ya que los demás estaban en el piso de abajo, sin que se diera cuenta trabé la puerta con el escritorio y como un degenerando comencé a darle pequeños arrimones de mi verga.
    
    D: Ah, órale, ¿qué paso?
    
    L: Lo siento, jajá, ¡estás muy ancha!
    
    D: ¡Jajá, hazme la buena!
    
    L: ¿Qué? ¡Que eres la buena!
    
    Entre broma y broma, la flaquita recibía mis arrimones de verga, ella entre ganosa y burlona me arrimaba sus nalgas, en un momento cuando se cayeron unas carpetas, estaba por levantarlas cuando ella se me empinó, con una tremenda adrenalina le di, ella hasta sacó los ojos, cuando se puso de pie y antes de que me reclamara, la besé.
    
    D: ¡Espérate!!
    
    L: ¡Rica boca!
    
    D: ¡Nos van a ver!
    
    L: No, tranquila, ¡ven!
    
    La llevé en medio de los anaqueles y levanté su blusa, le besé su cuerpo, era blanco como la nieve, todo un contraste con mi piel morena.
    
    Le quité el brasear y me encontré con unas tetas enormes para su fisonomía, duras y con un muy rico pezón color clarito.
    
    L: ¡Ay Danita que ricas chichis tienes!
    
    D: ¡Ah, chúpalas!
    
    La chica resultó ser una puta, me pedía le mordiera las tetas, como buen macho devoraba toda esa carne, incrédulo por el tamaño ya que tenía dos años trabajando ahí y nunca se le vieron como ese día.
    
    Lentamente le bajé su ...
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