1. Y nos Hicimos Novios - 1. El Valiente Hombre, que, ni era valiente...


    Fecha: 28/10/2021, Categorías: Erotismo y Amor Autor: dsxlmxdo, Fuente: RelatosEróticos

    Para mis estimados lectores debo advertirles que a pesar que subí el relato en esta categoría lo pude haber incluido en cualquier otra. Está sería voyeur, hetero, infidelidad, gay, filial y porque no, hasta en travesti. Porque así son las historias reales nunca sabes en donde colocarla. Lo subí en esta categoría porque pensé que sería la más acta para sensibles y entenderían mi posición en todo este asunto. Ya que el relato es 100% real. Los nombres no son los reales, después de todo se trata de un relato no de una confesión.
    
    Me recuerdo a mí mismo de 12 años. sentado en esos muebles de madera acojinados de estilo rattan. Provocando sexualmente a mi primo y aún chico casi de la misma edad. Estábamos viendo series de cómics en la televisión. Esos muebles tienen las coderas pegada a la espalda en una sola pieza de madera. Al no poderme cambiar de postura, subía las piernas a una codera dejando mis muslos expuestos y mi trasero. Mis piernas lampiñas salían por el agujero de un short bien apretado, y éste a su vez se metía por mi rajita, marcando más mis nalgas. Les aseguro que a mís doce tenía fama de nalgón, y yo era completamente blanco de un solo color porque no llevaba sol. Irremediablemente siempre se me metí por mi rajita debido a que tenía unas nalgas gordas. El problema era que a veces no quería sacarmelo quería dejar que se marcara mis nalgas y así saber que sentían las mujeres cuando lo hacía. Lo primero fue incomodidad, entendía que las mujeres se sentían incómodas ...
    ... en ropas de hilo y lycra, lo otro era un deseo puramente sexual, esa sensación de calor en todo tu cuerpo cuando te están mirando y sabes que exitas a otro. Yo no lo sabía, sólo suponía que lo hacía. Me imaginaba a mí mismo con mis nalgas expuesta, haciendo que la verga de muchos hombres se volvieran locas cuando me vieran pasar por el camino. Me imaginaba a hombres blancos con la mejilla colorada, arrojandome uno que otro piropo. Y por eso estaba ahí sentado, sin comportarme un poco.
    
    -ese cielo si está clarito.
    
    Decía mi primo a nuestro amigo. supuse que después me echó un vistazo no quería despegar los ojos de la televisión para simular que no sabía de qué hablaban.
    
    -verdad que sí.
    
    Dijo el amigo. De reojo veía como se ponían colorados viéndome. Aún en mi postura de desentendido para que sigan apreciando mi carne.
    
    -ese cielo está verde.
    
    Se animó a decir el amigo también. Entendia la referencia porque mis shores apretaditos eran verde. Quizás para mi piel blanca era imposible disimular los sonrojada que estarían mis mejillas en ese momento. Estaba experimentando lo que antes sólo me imaginaba. Verdadera excitación por qué un hombre me viera. Excitación que se podría comparar a un chiste muy malo el cual no te da risa, pero escuchas las cargadas del que tiene la risa graciosa y te contagia. Ellos me estaban contagiando su excitación por ver mis nalgas. Y naturalmente lo que era placentero para ellos se estaba volviendo placentero para mí también. Fue entonces ...
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