1. Hetero curiosa


    Fecha: 23/10/2021, Categorías: Lesbianas Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... conmigo. Y no voy a hablar de los míos que ella parecía entender de forma instintiva.
    
    Liberó mis muñecas para pasar a besar mi cuello y lamer mi oreja como una golosina. Con mis manos libres por fin pude acariciar su piel. Agarrando enseguida su rotundo culo, consiguiendo pasar las yemas de los dedos por la piel de la parte baja de las nalgas, por el surco que se los une con los muslos, con suavidad. Por toda la piel que el short dejaba al aire.
    
    Pronto ella se apoderaba de mis durísima pezones entre los dientes alternando uno y otro. Los mordisqueaba con ternura. Yo tenia las manos dentro de su short amasando la rotunda carne o deslizando un dedo por la raja buscando el ano. Si la prenda hubiera sido un poco mas holgada puede que consiguiera alcanzar su coñito tan encharcado como el mío a esas alturas. Su mano tampoco estaba ociosa. Comenzando en mi rodilla subía en una lenta caricia por las suave y sensible cara interna de mis muslos. Subía despacio pero sin parar en ningún momento hasta llegar bajo la corta tela de mi falda. Me tenía ardiendo y lo sabia, jugaba con mi deseo.
    
    Mis suspiros parecían gustarle pues a medida que aumentaban de volumen notaba mas su lengua y dientes en mis pechos. Bastó un leve roce de sus dedos sobre el tanga encharcado, acariciando mi clítoris y labios para que me fuera en el primer orgasmo de la tarde. Un rio de mis jugos resbalaban entre mis muslos superando la endeble barrera de tan fina tela.
    
    No se conformó con eso. Tiró del ...
    ... retal que cubría mi xoxito deslizándolo por mis muslos abajo. Hasta sacarlo por los pies y yo seguía petrificada solo con la minifalda. Era hora de liberarla de parte de la ropa que la tapaba. Los pocos botones que le quedaban a la blusa iban cayendo con un leve roce de mis dedos. Con la práctica que poseía después de haberle quitado el sostén a muchas chicas, el broche del sujetador pude abrirlo con una sola mano. Liberando al fin sus pechos apoyados en mi costado, su prenda no era un gran desafío. Sin separar las lenguas no podíamos hablar. Dejábamos que nuestras manos se expresaran por nosotras.
    
    Acariciaba con ternura su suave piel, toda su espalda bajando hasta las nalgas o tratando de alcanzar los costados de sus durísimos pechos. Mientras su boca seguía recorriendo la mía. La humedad de su lengua bajando de nuevo de mi cuello a mis hombros y axilas, lamiendo mis pechos y pezones como queriendo absorberlos. Me miró a los ojos con una increíble expresión de lascivia en su bello rostro, parecía que me podía permiso para seguir.
    
    -¡como pares ahora me matas!
    
    Su lengua en mi ombligo me hizo soltar un fuerte gemido, lamiendo todo mi vientre sin parar. Ni me quitó la falda, se limitó a subirla, así como los muslos hasta mis pechos haciéndome arquear la espalda. Así me tenia al completo a su disposición.
    
    Para no haberlo hecho nunca con otra chica a mí me había cogido con verdaderas ganas. Explorando mi cuerpo hasta el ultimo rincón. Hasta clavar la lengua en mi ano ...